Los candidatos en CADE 2015 parecían aspirar a gobernar Suiza y no el Perú del saliente Ollanta Humala. Así, ofrecieron metas de muy difícil cumplimiento.
César Acuña planteó que construiría un tren bala de Tumbes a Tacna. Además, elevaría las pensiones y muchas más cosas.
Keiko Fujimori propuso una agenda de gastos estatales en infraestructura, dizque para convertir al Perú en un país conectado y competitivo. Considerando la escala del déficit de infraestructura para este fin, esta es una propuesta costosa.
Alejandro Toledo, el amigo del empresario Mark Zuckerberg, explicó que repetiría los logros que alcanzó en su mandato anterior. Esto resulta algo inquietante e improvisado, pues los precios de exportación registran un severo deterioro.
Pedro Pablo Kuczynski planteó reducir la incidencia de la pobreza a 10%. En cambio, Alan García ofreció crecer anualmente por encima del 6%. Ambas metas resultan difíciles de alcanzar, pues tendrían que hacer una inusual gala de determinación y sensatez para quebrar los errores acumulados.
Una explicación para tanta candidez pasa por haber creído la cantaleta de que estamos poco endeudados y que tenemos un guardadito millonario, el llamado Fondo de Estabilización Fiscal (FEF).
La deuda pública es de US$39.462 millones a setiembre pasado. ¿Y el guardadito? Este es de US$9.169 millones a esa fecha. Cantidad que luce tranquilizadora, pero equivale a 2,5 meses de lo que gasta anualmente el gobierno. Es decir, la deuda pública no es tan pequeñita como se nos quiere hacer creer y la reserva no nos cubriría de todo mal ni permitiría hacer siquiera un tren bala de cartón.
Inquieta mucho la herencia del manejo fiscal. El gasto gubernamental se mantiene alrededor del 20% del PBI, mientras que la presión tributaria del gobierno general es 2% menor a la registrada dos años atrás.
No es casualidad que el déficit anualizado del gobierno central haya cerrado setiembre con un flujo anualizado de US$4.073 millones (-2,1% del PBI). Déficit que cubrimos los peruanos en estos tiempos de enfriamiento económico.
Parece no haber plata como cancha y la salida no pinta fácil. Sería muy bueno que los candidatos lo tomen en cuenta antes de ofrecer lo que prometen.
Les recuerdo que cargamos la hipoteca de los megaproyectos humalistas (gaseoducto del sur, Talara y otros), que detentan todos los candados del caso y que complicarían más la situación.
Además no podemos seguir sacrificando divisas para evitar que el dólar tome su valor de mercado. Así, cualquier ajuste tardío debilitaría la posición fiscal del país.