¿Quieres ser futbolista? Esta una gran razón para repensarlo
¿Quieres ser futbolista? Esta una gran razón para repensarlo
Redacción EC

Es interesante notar que un evento como la , que solo reúne a un grupo selecto de países y en el que se juega un deporte que no necesariamente es practicado por muchas personas en varios de los países del mundo, convoque más expectativas que las , cuyo alcance es global e incluye multiplicidad de deportes. 

Si bien la Copa Mundial de Fútbol y las Olimpiadas se transmiten televisivamente, una diferencia fundamental que alimenta la pasión por el fútbol y su presencia permanente es su carácter transmedia. Es decir, lo que sucede en la cancha no se transmite exclusivamente por un solo medio de comunicación (la televisión en vivo, por ejemplo), sino que sus contenidos se comunican también a través de otros medios que mantienen vigente al fútbol y a sus astros, a tal punto que pareciera que cuatro años pasan muy rápido: videojuegos, memes, álbumes de figuritas, ‘reality shows’, programas televisivos especializados en deportes, suplementos deportivos en prensa, juguetes, publicidad, marcas de ropa, etc. Todo ello permite que los aficionados al fútbol sigan con interés el intercambio comercial de estrellas que juegan la mayor parte del año fuera de sus países, lo que hace que los campeonatos europeos –por ejemplo– sean seguidos por fanáticos de todo el mundo y que los hinchas se enteren de las “compras de nuevos jugadores” a escala global. Sin dejar de lado –incluso– las historias de amor y pasión de los jugadores con bellas modelos. De modo tal que la Copa del Mundo de Fútbol resulta la cúspide de todo un entramado de narrativas o historias contadas de diversas maneras por un número bastante importante de medios que pareciera compartir toda una comunidad de fanáticos y conocedores a escala planetaria.

Negocios y medios de comunicación le imprimen a la Copa del Mundo de Fútbol un encanto del que carecen las Olimpiadas, vistas como un espacio de paz, juego limpio y continuidad histórica, en el que naciones diversas exponen a sus mejores deportistas. Grandes potencias pueden participar con cientos de mujeres u hombres dedicados a múltiples disciplinas, mientras que algunos otros países se hacen presentes con pequeñas delegaciones compuestas por dos o tres orgullosos atletas escoltados por su bandera nacional. 

Las Olimpiadas son literalmente nacionales. En la inauguración participan las delegaciones detrás de una bandera nacional. Sin embargo, en la Copa Mundial de Fútbol, las selecciones nacionales albergan a jugadores de diferentes países del mundo que se han nacionalizado o a jugadores que son hijos de migrantes, incluso a pesar de las tendencias antiinmigratorias de un buen grupo de países cuyos habitantes rechazan en la vida cotidiana a los migrantes.

Es curioso, pues, que si algunos países europeos no contaran con jales de países africanos o latinoamericanos, o con los hijos de inmigrantes de primera o segunda generación, sus equipos perderían gran cantidad de sus jugadores. Y al revés, los países que han clasificado a octavos de final han demostrado que no solo son exportadores de jugadores, sino que ellos mismos pueden convertirse en potencias mundiales.

¿Olimpiadas o Copa del Mundo?