Al toro por las astas. Lo del Consejo Nacional de la Magistratura no es para analizar en ‘slow motion’, arroparse en el debido proceso y tomarse dos años como el Congreso se está tomando con Yesenia Ponce. Esa es una congresista sobregirada más, un votito entre 130 para definir si había vacancia o no. No me preocupa tanto como lo del CNM y la corte del Callao.
En este escándalo hay una podredumbre que ha hecho mayoría simple en un ente público y ha tomado sus riendas. Tenemos que ir a la raíz, con soluciones políticas y no meras maniobras dilatorias del tipo suspendemos a A para que B y C investiguen y se salven junto a D.
Vizcarra escogió un buen tema para mostrar liderazgo. Una vez que reunió a todos los poderes en el Consejo de Estado, el CNM tiene que caer sí o sí. Nada de sacar dos o tres manzanas agusanadas y mantener el cajón podrido, como pide su presidente Orlando Velásquez (ex cabeza de la cuestionada Asamblea Nacional de Rectores). Vamos, Velásquez, su indolencia en el caso de la ONPE y del consejero Noguera lo dejaron muy mal parado. Renuncie.
Aquí hay un referente común: José Luna. Este señor de agitada carrera política (del Apra pasó a Solidaridad Nacional y luego fundó su propio partido, Podemos) y esforzada incursión en el negocio de la educación (antes instituto, hoy Universidad Telesup) está referido de varias formas. Noguera le pidió a Walter Ríos, cabeza del Poder Judicial chalaco, que hiciera un convenio con la Facultad de Derecho de la Telesup, donde su esposa es decana. En la ONPE, como ya sabemos, se detectaron facilidades irregulares a favor de Podemos, el partido de Luna. Era el CNM el que debía investigar a Adolfo Castillo, cabeza de la ONPE. El propio Velásquez, según denuncias previas, llegó a encabezar el CNM tras lobby de José Cavassa, funcionario de Telesup.
Ya que sería irresponsable acusarlo de alguna falta, le hago dos preguntas al ex regidor limeño, ex congresista y emprendedor de éxito José Luna: ¿Qué pretende mezclando política y universidad? ¿Qué interés tiene la universidad que fundó en la selección de jueces?
Ya detectamos una perversión de nuestro sistema: empresarios con vocación política usan universidades y facultades de derecho para, de alguna forma, injerir en organismos decisorios de la justicia. Para muestra, vean los casos de universidades politizadas por sus fundadores como la César Vallejo y Alas Peruanas. En un país con buena parte de su política y su economía judicializadas –pregunten sino a la ‘Sra. K’ aludida ayer en un audio– estos poderes cruzados acaban influenciando en inscripciones y exclusiones de candidatos, en causas que implican a líderes y partidos, en sentencias que cambian el curso del país. Hay que romper ese triángulo maldito entre poderes políticos, universidades y administración de justicia.