"Uno de los desafíos más grandes de las mujeres no solo es demostrar que intelectualmente son tan o más capaces que los hombres, sino que dicha constatación sea reconocida". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Uno de los desafíos más grandes de las mujeres no solo es demostrar que intelectualmente son tan o más capaces que los hombres, sino que dicha constatación sea reconocida". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Patricia del Río

A raíz de la feroz crítica que recibió el escritor Mario Vargas Llosa y los organizadores de la bienal que lleva su nombre por realizar un evento donde imperaba la presencia masculina, nuestro Nobel escribió este último fin de semana un artículo en el que, al intentar defenderse, esgrimió argumentos que no han hecho más que empeorar el asunto.

MVLl reconoce la validez de la lucha de las mujeres por alcanzar sus derechos. Sin embargo, sostiene que, en el campo de la literatura, esta causa ha sido muy comprometida. El escritor cita ejemplos serios, se apoya en data aparentemente consistente, pero comete el error de mirar el mundo desde un catalejo que le permite agrandar una hormiga pero puede dejar fuera del campo de visión al hipopótamo que está al lado.

Uno de los desafíos más grandes de las mujeres no solo es demostrar que intelectualmente son tan o más capaces que los hombres, sino que dicha constatación sea reconocida. Citemos datos: desde su creación en 1901, el Premio Nobel ha sido entregado a 100 hombres y solo a 14 mujeres. Esto hasta el 2017, pues en el 2018 se tuvo que suspender debido a que... oops, un escándalo de agresión sexual entre los prestigiosos miembros de la academia les aguó la fiesta. Y no me digan que solo 14 mujeres han alcanzado los niveles de calidad para recibir el premio. Podríamos citar una larga lista de damas cuya pluma se lleva de encuentro a varios caballeritos laureados (entre los que no está, de más está decir, nuestro escritor).

Se pregunta MVLl cómo puede haber discriminación en una industria en la que las mujeres son las que más venden. Tal vez habría que preguntarle a Isabel Allende, la escritora viva de habla hispana más vendida, por qué recién recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile en el 2010, y solo tras una campaña feroz de sus lectores.

También señala que es absurdo encontrar machismo en un mundo editorial manejado por mujeres. Si abrimos un poco el catalejo, seguro encontraremos una hipopótama que, no por el hecho de llevar tacones, está libre de rendirse ante los pantalones antes que al talento.
Virginia Woolf decía que el “autor anónimo” siempre es una “mujer”. Casi un siglo después, a Joanne Rowling, autora de “Harry Potter”, le pidieron que firmara con sus iniciales JK porque los chicos no iban a animarse a leer algo escrito por una dama.

Coincido con MVLl en que, en algunos aspectos, se equivocan los enfoques, se exacerban los ánimos y lo que debiera ser un intercambio de ideas se vuelve una batalla campal. Pero si no partimos del hecho fundamental de que todos llevamos un machito dentro que nos fue inoculado desde que nacimos y contra el que tenemos que pelear a diario, no avanzaremos. Para luchar contra algo hay que reconocerlo. Hay que aceptar que cuando el talento y las capacidades son femeninas, los méritos son invisibles para quienes se acostumbraron a disfrutar de un paraíso en el que las mujeres miraban desde la otra esquina.