Mundos paralelos, por Rolando Arellano C.
Mundos paralelos, por Rolando Arellano C.
Rolando Arellano C.

Un reciente estudio (“¿Quién dijo crisis?”. Arellano Marketing, Abril del 2015) encuentra que la percepción de “crisis económica” en el Perú tiene tres niveles. El primero es el de muchos políticos y algunos analistas económicos, que tienen una posición bastante pesimista de la situación. Menos negativos, pero sin desconocer que hay un problema, son un tercio de los empresarios, que encuentran que sus ventas no son las esperadas y creen que el ingreso de sus clientes ha disminuido. Y luego está la mayoría de ciudadanos, que ve que su crecimiento es más lento, pero lejos de pensar que hay crisis, es muy optimista sobre el futuro. Las diferencias se deben a causas diversas.

Una es que mientras los políticos y los empresarios (sobre todo los medianos) se preocupan mucho por sus ventas del mes y creen que eso podría malograrles el año, la población ve su desarrollo en un tiempo más largo. El consumidor ve así mejoras tan grandes a lo largo de su vida, que no puede dejar de señalar el progreso. Y observa que ese crecimiento tan intenso y constante no puede ser cambiado por coyunturas menos graves que las muchas que ya vivió antes. 

Paralelamente, el experto observa las cifras macroeconómicas y se aflige al ver los indicadores a la baja. Pero probablemente obvia el que esas cifras incluyen solo parcialmente a la informalidad, esa que toca al 75% de los ciudadanos y que es casi el 50% de la producción. Esa inmensa economía paralela que sigue un ritmo diferente al de la producción debidamente registrada, y que parece sentir menos la “crisis”.

Y si los empresarios sufren por las crecientes trabas a la inversión, permisos municipales y requisitos laborales, la mayoría de ciudadanos sabe que ese ha sido su problema de siempre. Así, mientras unos esperan que el gobierno les dé más seguridad para invertir, la gran mayoría nacional sabe que su historia, más que contar con su ayuda, ha sido más bien la de una constante lucha contra las autoridades. Para ellos, esta “crisis” política es solo un dato más de su panorama cotidiano. 

Pero si solo un tercio de las empresas dice que sus resultados son menores a los esperados, ¿qué explica el fuerte ruido pesimista? Quizá que los que más se expresan son quienes están en problemas, mientras los otros siguen avanzando callados. Y también el que algunos medios, pensando que la noticia negativa es más interesante, le da más relieve a los expertos que vaticinan problemas que a quienes ven el vaso medio lleno. 

Pero ¿la población no se afecta por el ruido pesimista? Aparentemente no, pues quizá cansados del escándalo económico y político, se interesan en otros temas. Más que la discusión entre el ministro y el ex ministro , lo dicen los rátings, los atrae el ‘affaire’ entre Nicola Porcella y Alejandra Baigorria*.

En fin, todo esto corrobora lo que vemos desde hace algunos años: la existencia en nuestro país de sociedades paralelas, que caminan a distintos ritmos y con diferentes tonos. Si seguimos así, las empresas dejarán pasar la oportunidad de crecer con los clientes que más crecen, y los políticos y expertos perderán la oportunidad de convertirse en los líderes sociales que debieran ser. 

* Si no los conoce, no está solo. Ellos tampoco conocen a Segura y a Carranza.