Fujimori PPK
Fujimori PPK
Pedro Tenorio

El 2017 comenzó como el año de la consolidación para , pero terminó como el de la incertidumbre. Este 2018 continúa en la misma incertidumbre y nadie sabe cómo diablos terminará todo: un rápido sondeo entre políticos de diversas tiendas revela que ninguno –fuera de su partido– apuesta a favor de la continuidad de hasta el 2021. Incluso si lo consigue de aquí a fin de año, juzgan que sería un milagro (¡otro más!) de su presidencia. Por eso analizamos al vuelo cómo se presenta la situación para los principales líderes políticos.

Keiko Fujimori.- En cura de silencio político desde que indultaron a su padre. Demuestra que ni siquiera fue capaz de formular escenarios de acción ante la posibilidad (cantadísima) de que aquello se diera y de lo que debía hacer para no perder su posicionamiento. Su aprobación ha caído y le costará remontar. ¿Habrá amiste con Alberto y Kenji para unificar al fujimorismo? Tener que compartir el poder y dar cuenta de sus actos y decisiones la paraliza. Sin embargo, deberá decidir pronto: las elecciones regionales y municipales de octubre serán otra prueba de fuego para su liderazgo. ¿Y el papel de su mayoría en el Congreso?

Alberto y Kenji Fujimori.- Los verdaderos Batman y Robin del indulto. Quieren la paz con Keiko, pero exigen purgar a sus enemigos más encarnizados en el cogollo que rodea, asesora y sobre todo adula a Keiko. Una lista que va más allá de Ana Herz de Vega y Pier Figari, lo que implica ceder poder. Un fujimorismo dividido siempre será una mala opción para Keiko y la dupla basa su poder en ello. ¿Quebrarán aun más la “bankada”?

PPK.- Desperdició el relanzamiento de su gobierno tras El Niño costero y la caída del Gabinete Zavala. ¿Qué garantiza que su “Gabinete de reconciliación” le dé estabilidad y proyección a su administración? Difícil creerlo: PPK es el principal artífice de sus crisis y solo el interés coyuntural de otros actores políticos le dará cierta estabilidad mientras las investigaciones del Lava Jato a la peruana avancen y afecten, además de a él mismo, a otras importantes figuras. Un presidente que depende de otros para gobernar es un pésimo escenario, y es lo que hay.

César Acuña.- Preparando a su partido APP para dar una durísima batalla al fujimorismo en los comicios de octubre, sobre todo en la costa norte y centro del país donde espera avanzar de cara a suceder a Kuczynski. Se enfrentó al Apra y a su maquinaria, y prevaleció. “¿Por qué no debería ocurrir lo mismo ante los naranjas?”, calcula. Hay recursos económicos y ganas para insistir en la brega.

La política suele ser tirana, pero más el espacio de esta columna. Seguiremos en próximas entregas. ¡Muy feliz año!