Fernando Zavala
Fernando Zavala
Fernando Vivas

A estas alturas del partido gobierno versus Fuerza Popular, el primer ministro debe tener claro que es más lo que el Congreso naranja le ha dado (confianza a la primera, solución temporal al caso Doe Run, amplias facultades delegadas, ley para la reconstrucción) que lo que le ha quitado (Jaime Saavedra, cinco decretos derogados y algunos más modificados).

Entonces, que se rectifique pues, por haber dicho, el 24 de mayo, que el Congreso obstruye. Luz Salgado se lo pidió a las pocas horas y ya pasaron tres semanas sin respuesta. Ni siquiera aprovechó su entrevista del domingo en “Trome” para hacerlo. Ayer la visitó en el Congreso y, aunque a la salida se deshizo en cumplidos, no habló de rectificación.

En el momento en que Zavala se fue de boca, se había producido la interpelación y renuncia de Vizcarra, de la que no hay que culpar a la oposición sino a las idas y venidas oficialistas en torno a Chinchero. Ya estaba en el ambiente la amenaza de interpelación a Basombrío, en cuya raíz sí hay pulsiones obstruccionistas, pero, en ese momento, la gobernabilidad pedía negociación fina, no un mohín.

Con su actitud torpe, prolongada hasta hoy a pesar de que se le suma la amenaza a la continuidad del imperdonable Thorne, Zavala confirma mis temores. Que no tiene el respeto por la política al que su cargo obliga. ¡Vamos, hombre, no puedes actuar como si una censura estuviera consumada antes de jugar tus cartas! El gobierno sigue dando una impresión de derrotismo y de falta de interés en todo lo que no sea el destrabe de Chinchero, la maldita obsesión de PPK que nos va costando el alma. ¡Ojalá hubieran puesto la misma energía en destrabar el avance de la línea 2 del metro de Lima!

Por lo menos, necesitamos estar notificados de que los dos más altos cargos de la patria tienen una estrategia en común. Deben aparecer juntos, para no dar la impresión de distanciamiento ahondada en la reciente gira europea del presidente y en la visita sosa de ayer.

Si a PPK le queda la gracia presidencial del indulto, ¿a ti qué gracia te queda, Zavalita? Pues la reflexión con rectificación pública que le pide el fujimorismo moderado (el otro simplemente lo ve como ficha de dominó que caerá tras su Gabinete). Puede hacerla en Palacio, que para algo ha crecido su aparato comunicativo (¿a que se les va a ocurrir hacer un programa con los dos?), o buscar un espacio en el propio Congreso y que no sea a solas con Luz Salgado.

Zavala tiene que negociar la gobernabilidad y la continuidad de políticas en seguridad ciudadana y en reactivación económica, nada menos que las dos áreas que más preocupan a la gente. Que lo haga con la misma responsabilidad que les exigimos a los fujimoristas.