(Foto: Andina/El Comercio).
(Foto: Andina/El Comercio).
Fernando Vivas

Me conmueve el uso recurrente de esta forma de razonamiento político: invocas lo que más temes y has estado negando hasta el hartazgo para dar un paso adelante asegurando que si ello sucediera, las consecuencias no serían tan fatales como las pintan tus enemigos. Ejemplo: en el supuesto negado de que realmente haya pedido a Barata aportar a la campaña de (“aumentar a Keiko para 500” dice su críptica anotación), ello no implica que necesariamente Barata lo haya hecho, cavilan varios fujimoristas.

No es nada nuevo pensar así, es un viejo conjuro lógico contra nuestros fantasmas: X no es Y pero si X fuera Y, ‘no pasa nada, pe’. Es una de las tantas aproximaciones a la verdad y a la mentira que algunos ilusos podrían meter en el saco de la posverdad, pero ese es un concepto inútil, que yo particularmente detesto, pues hace pasar por novedad formas de chocolatear la información más viejas que tus tatarabuelos.

Gocen estos ejemplos de diversos frentes: en el supuesto negado de que Barata sí haya aportado a la campaña naranja, que haya sido de la caja 2 y que no se pueda rastrear a dónde fue ese dinero, se afectarán quienes recibieron y manejaron la plata, no Keiko.

En el supuesto negado de que se encuentren más corruptos de la gestión aprista y que el salpique hasta a su ex brazo derecho palaciego Luis Nava, son responsabilidades individuales que no afectan a . En el supuesto negado de que se prueben violaciones cometidas por Luis Figari y otros sodálites en los años de formación del movimiento, sus crímenes habrán prescrito.

En el supuesto negado de que , una vez que acabe su mandato y su inmunidad, sea comprendido en serios líos penales, ya estará muy anciano como para afrontarlos con pena de cárcel. En el supuesto negado de que el Tribunal Constitucional declare inconstitucional la , la izquierda tendrá dos bancadas que seguirán peleando entre sí y dentro de sí. En el supuesto negado de que Julio Guzmán no logre recolectar sus firmas e inscribir su partido, hay varios vientres de alquiler a su disposición. En el supuesto negado de que sí lo haga (según quien supone, el supuesto se niega o se celebra), ya no será el ‘outsider’ carismático que fue en el 2016.

En el supuesto negado de que cumpla sus bombásticas amenazas, Estados Unidos, China, Rusia y los europeos se aliarán para reducirlo a polvo. En el supuesto negado de que gobierne de acuerdo con los supremacistas blancos, la Constitución gringa y sus opositores tienen los mecanismos para bajarle el humo. En el supuesto negado de que el terrorismo se multiplique, surgirán otros agentes pacificadores. Y así, hasta que te canses.