Si Vero pasa, por Marco Sifuentes
Si Vero pasa, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

Si Verónika Mendoza pasa a segunda vuelta, digo, es un decir, habría que empezar a buscar y señalar a los responsables. 

Los primeros y más inmediatos son, por supuesto, los promotores y defensores de las ridículas tachas a Guzmán y Acuña. Si alguien se merece tener a Marco Arana de vicepresidente, son ellos. Habría que independizar a la isla San Lorenzo y mudarlos allí para siempre en una comunidad posextractivista cuya única distracción consista en inagotables veladas de Silvio a la Carta. Ya que ese nivel de justicia poética es imposible, como consuelo nos queda la certeza de que ellos, en el fondo, saben que metieron la pata y pertenecen al grupo de los que están más asustados. Nos quedan unos días para saborear su miedo.

En segundo lugar, por supuesto, están los medios. Aquí iba a poner “los periodistas” pero, lo siento, amigos, ¿cuán periodístico es insistir con la cantaleta de terrorista o chavista o su versión 2015-2016: ‘nadinista’? 

De "terrorismo" vienen acusando a todos los que les resultan incómodos desde los noventa. Se lo dijeron a Toledo en el 2000. Se lo gritaron a Humala. A Villarán en una portada de antología. Y solo consiguieron asegurarse de que todos ellos ganaran sus respectivas elecciones. Peor aún: manosearon tanto la palabra que estamos corriendo el riesgo de que ya no signifique nada. Y que signifique menos aun para un elector por debajo de los 28 años (nacido después de 1990).

Lo de ‘nadinista’ es una maravilla. Basta revisar el archivo de Twitter para ver que en octubre del 2015, el candidato de Nadine era PPK. Diciembre: Acuña. Finales de febrero: Guzmán. Mediados de marzo: Barnechea. Solo ha faltado Hilario. ¿Quién puede creer que esta táctica funciona?

El último responsable es, reconozcámoslo, el Frente Amplio mismo. Aunque han tenido muchos pases de gol. Como aquella aparición en la tele, hablando en quechua y enfrentada a acertijos infantiles. Al día siguiente explotó en redes sociales. Coincidió con la llegada de refuerzos desde Chile y España. Las estrellas se alinearon (y supieron aprovecharlo). Gran mérito de gente cuya única ambición, hace solo unas semanas, era remontar, arañando, la valla.

El problema está en que los ‘veroliebers’ tienen la memoria frágil. Animados por el furor antifujimorista, han vuelto a ungirse como dueños de la verdad, la misma actitud confrontacional de cuando apoyaban al Humala de polo rojo hace cinco años. Esta vez no parecen dispuestos a permitir que Vero se ponga el polo blanco. 

Si Verónika Mendoza pasa a segunda vuelta, digo, es un decir, tendrá que recordar que muchos no hubieran votado por ella en primera vuelta si Guzmán y Acuña siguieran en carrera. Tendrá que recordar que no todas las críticas son histeria de ‘terrochavihumalismo’. 

Y, sobre todo, deberá recordar que hasta Keiko Fujimori, en el debate –como adelantamos en esta columna hace una semana– tuvo un gesto hacia su voto anti. Que vaya pensando qué hará ahora que el reto no es solo pasar la valla. Si Vero pasa, digo, es un decir.