Daniella Cabello

La apertura a la supone una serie de retos que requiere de esfuerzos adicionales por parte de los sectores privado y público peruanos. No obstante, operar en aislamiento y, consecuentemente, hacer caso omiso de las oportunidades inherentes a la colaboración internacional sería un enfoque poco pragmático y limitante para el desarrollo nacional.

Es innegable que el Perú ha dado pasos firmes hacia la integración económica global, como lo demuestran sus 22 tratados de libre comercio (TLC) vigentes con 58 economías alrededor del mundo y el hecho de que el 92% de sus exportaciones están dirigidas a países con acuerdos comerciales. La reciente ratificación del TLC con Singapur y la desgravación arancelaria del 96,1% con el Reino Unido –tras su adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP)– son ejemplos claros de cómo el país ha fortalecido su economía y proyecta un futuro prometedor en el ámbito de los .

Sin embargo, para maximizar los beneficios de esta apertura, es crucial aprovechar al máximo el potencial de sectores estratégicos como el minero y el tecnológico. A julio del 2023, el oro cotiza a precios históricamente altos y, pese a ser uno de los países con mayores reservas a nivel mundial, el Perú se ha caracterizado por una tendencia decreciente en la producción y exportación de este ‘commodity’.

La venta de oro peruano al extranjero se constituye como la segunda transacción de mayor valor en la cartera exportadora nacional. Por ello, resulta imperativo impulsar proyectos de inversión extranjera directa que no solo se enfoquen en adquirir oro, sino que también busquen fomentar el desarrollo industrial y tecnológico a lo largo del territorio nacional. En línea con ello, Rohit Rao –presidente de la Cámara de Comercio Binacional India-Perú– anunció recientemente la concreción de una exitosa negociación de cuatro años para la entrada de una gran empresa india que no solo se ha comprometido a invertir en la refinería de oro nacional, sino que también colaborará con empresas peruanas en beneficio del desarrollo tecnológico e industrial del país.

Asimismo, la colaboración con compañías internacionales –como Huawei– para fomentar el desarrollo tecnológico local se ha vuelto esencial en el cierre de la brecha digital. En ese sentido, la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Centrum PUCP y la Universidad Nacional del Altiplano –instituciones aliadas de la marca– ofrecen a sus alumnos beneficios como asistencia a conferencias de tecnología, plataformas de entrenamiento y visitas a oficinas y plantas, lo que representa una oportunidad concreta para el avance y la equidad en esta era.

En definitiva, la apertura a la economía mundial representa un camino acertado para el desarrollo del Perú, siempre y cuando abordemos proactivamente los retos y desafíos inherentes a este proceso de integración. La colaboración con empresas internacionales y la promoción de proyectos de inversión extranjera en sectores estratégicos serán fundamentales para alcanzar un crecimiento sostenible y equitativo. Con perseverancia y pragmatismo, el Perú se posiciona para seguir integrándose y colaborando con otros países, asegurando así un futuro prometedor en el ámbito internacional.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Daniella Cabello es estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad del Pacífico