El público vibró el último domingo en el Coliseo Mariscal Cáceres de Chorrillos y los gritos de la venezolana Génesis Rodríguez se escucharon en todo Lima. La llanera logró la medalla de oro en los 55kg de Lima 2019, en lo que es su renacimiento en este deporte.
Hay dos imágenes que graficaban la historia de Génesis hasta antes de Lima 2019, la primera fue su desmayo en los Panamericanos de Toronto 2015 y la otra, su suspensión por dopaje que no le permitió ir a Río 2016.
Todo eso quedó atrás gracias al brillo dorado del último domingo en Lima 2019. "Todavía lloro. No lo puedo creer después de tantos obstáculos que viví", dice, y claro. Esta es su historia.
Empezó su carrera deportiva como atleta, pero su baja estatura no le permitió seguir. Siguió con las pesas y ahí se quedó. El bronce en los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud 2010 le dijo que era el camino indicado.
Sin embargo, su desmayo mientras intentaba levantar las pesas de 106 kilos en Toronto 2015 dio la vuelta al mundo. La venezolana quedó inconsciente algunos segundos y felizmente la barra no golpeó su cabeza en su caída. Sin embargo siguió en la competencia y logró llevarse la presea de plata por una diferencia de peso corporal ante la ganadora de Colombia Eusmeris Villar, ya que ambas levantaron 211 kilos.
La otra escena está marcada a días de iniciarse los Juegos Olímpicos de Río 2016. La 'criolla' fue sancionada por el uso de la sustancia isometepteno, medicina para tratar la migraña que estimula la circulación sanguínea, por lo que influye en la resistencia de la atleta.
Ella alegó inocencia, pero la medida se ejecutó y Génesis no pudo estar en la justa deportiva más grande para cualquier amante del deporte. Estuvo dos años suspendida y regresó en el 2018 con una competencia en Barranquilla, donde se subió a lo más alto del podio.
"Iba a volver en lo más alto del podio. A pesar de lo que se decía y que tuve muchos bajones y pensé en retirarme, siempre hubo una mano amiga", asegura. Pero no se abandonó y dijo presente en Lima 2019 con la presea dorada. Levantó 212 kilos, 8 más que la colombiana Yenny Sinisterra, y le demostró al mundo que nadie debe rendirse nunca.