Arequipa: ciudad acostumbrada a levantarse desde sus escombros
Arequipa: ciudad acostumbrada a levantarse desde sus escombros
Jorge Malpartida Tabuchi

Cuando la tierra tiembla, un arequipeño no se mueve de su sitio. No sale corriendo ni busca resguardo desesperadamente. A lo largo de la historia, los terremotos han modelado el estilo de vida de los habitantes de la Ciudad Blanca, por esta razón, para quienes viven al pie del Misti un movimiento sísmico, antes que un desastre de la naturaleza que amenaza con su tranquilidad, es un evento al que debe enfrentársele tarde o temprano.

A esta capacidad humana para asumir las situaciones límites y sobreponerse a ellas se la denomina resiliencia. Y, desde la época colonial, Arequipa ha demostrado ser una ciudad resiliente, ya que ha podido levantarse de los escombros luego de grandes terremotos como los de 1582, 1600, 1604, 1724 y 1784, que la dejaron en ruinas.  

Para difundir cómo la Ciudad Blanca ha respondido a eventos como sismos, sequías y lluvias torrenciales, se ha montado en el Monasterio de Santa Catalina la exposición fotográfica “Arequipa, un patrimonio construido”. Esta muestra se hace como parte del XIII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio, que se desarrollará en Arequipa del 3 al 6 de noviembre y que tendrá como tema central la resiliencia de las urbes declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.

El curador de la exposición, Eduardo Ugarte y Chocano, indica que una de las razones por las que los conquistadores no abandonaron sus asentamientos pese a los constantes sismos, fue que cerca de la ciudad existían canteras de sillar para rehabilitar las construcciones dañadas. Con esta blanca piedra volcánica, porosa pero resistente, comenzaron a levantarse casonas y templos con techos abovedados, columnas, muros anchos, pilastras, arcos y contrafuertes que pudieran aguantar los temblores. 

Estilos arquitectónicos

Una ciudad resiliente, además de recuperarse de las catástrofes, mantiene sus valores originales. Muestra de ello es la arquitectura del Centro Histórico de Arequipa, donde se aprecian edificios coloniales, republicanos y modernos en que el sillar es el material principal. Según el arquitecto restaurador William Palomino, en las manzanas de la zona patrimonial pueden identificarse hasta 23 estilos, entre los que destacan el renacentista, barroco, neoclásico y neocolonial. 

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