En la vivienda de Aurora Bellido de Hovelbörn se suele acumular un polvillo oscuro sobre el piso del patio y los pasadizos. Cada dos o tres días debe barrer esta oscura capa de suciedad, muy similar al hollín, que también impregna las paredes de sillar de su casona, construida en siglo XVIII. La casa de Aurora se ubica en la tercera cuadra de la calle Ugarte, una transitada vía del Centro Histórico por donde circulan 900 vehículos cada hora.
El dióxido de carbono producido por los taxis y carros particulares que usan esta vía que da a la Plaza de Armas ha dañado la estética de este y muchos otros edificios coloniales, declarados históricos por el Ministerio de Cultura. Hoy la fachada de sillar de la casa de Aurora presenta un color opaco, ligeramente gris, muy diferente a los tonos blancos que se pueden observar en los ambientes interiores.
“Cuando era niña, la zona era un espacio tranquilo donde podías estudiar en el techo y disfrutar del paisaje. Ahora se ha convertido en una calle bulliciosa”, cuenta Bellido.
Según el diagnóstico elaborado por la Gerencia del Centro Histórico de la Municipalidad de Arequipa, de los 5.817 predios del cercado, el 49% están hechos de sillar. Esta piedra volcánica porosa es muy vulnerable a los contaminantes atmosféricos que generan los autos.
El informe indica que, debido al intenso tráfico, al menos 147 monumentos históricos declarados presentan daños permanentes. Si se incluye a los monumentos que aún no han sido declarados por el Ministerio de Cultura, pero que tienen potencial para serlo, la cifra de edificios afectados llega a 280.
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