Dos hermanos, de 2 y 8 años de edad, estuvieron encerrados con candado en un quiosco del Callao durante toda la madrugada y la mañana de Navidad. Los menores habían sido dejados allí por su madre, Ana Hernández Reyes, quien diariamente vende golosinas en el quiosco. El lugar está ubicado en el cruce de las avenidas Canta Callao y Elmer Faucett.
Casi al mediodía de hoy, una transeúnte escuchó el llanto de los niños e intentó forzar la puerta para liberarlos pero fue imposible. Por ello, alertó a personal del Serenazgo y agentes de la comisaría Juan Ingunza, quienes fueron sorprendidos por la llegada de Ana Hernández cuando empezaban a romper los candados.
Pese a que su actitud fue criticada por un grupo de vecinos y la policía, la mujer se justificó así: “No he hecho nada de malo. Me he quedado hasta las 2 a.m. vendiendo y luego tomé un taxi para irme. No me fui con mis hijos porque ya estaban dormidos. Además, tengo otro bebe al que sí me llevé cargado”.
Ello causó todavía más indignación de las personas que trataron de poner a los niños a buen recaudo. El principal reclamo hacia Ana Hernández era por el hambre que acusaban sus hijos y por el peligro ante el posible despiste de algún chofer ebrio tras la Noche Buena.
Hernández y los pequeños fueron trasladados a la referida sede policial. La Cuarta Fiscalía Provincial de Familia del Callao quedó a cargo del caso y determinará la responsabilidad de la mujer.