La pregunta de autoidentificación étnica permite registrar la diversidad étnica y cultural del Perú.  (Foto referencial: archivo)
La pregunta de autoidentificación étnica permite registrar la diversidad étnica y cultural del Perú. (Foto referencial: archivo)
José Carlos Requena

A mediados de los ochenta, la televisión estrenó una película estadounidense bajo el título que hoy tiene esta columna. El largometraje tuvo escaso éxito, aunque generó cierta controversia al ser estelarizado por un actor caucásico: la trama giraba en torno a un estudiante que finge ser afroamericano para obtener una beca en una prestigiosa universidad.

El recuerdo se cuela al ver la actual controversia en torno a la pregunta sobre autoidentificación en el censo de hoy.

La inclusión de la pregunta, positiva sin duda, es parte de las demandas de las organizaciones indígenas y afrodescendientes por visibilizar la situación de postergación en que se encuentran. Desde hace años, estas solicitudes originaron que dichas instituciones se unieran a autoridades y académicos para trabajar en el tema.

El resultado es el actual esfuerzo del INEI y de algunas agencias gubernamentales por promover que la población se autoidentifique con plena libertad. “La autoidentificación étnica responde a cómo una persona se reconoce a sí misma, tomando en cuenta sus costumbres y sus antepasados”, dice un comunicado del Comité Interinstitucional de Estadísticas de Etnicidad (CITEE), formado para coordinar esta sección del censo.

El lado algo confuso de este esfuerzo es que deja la impresión de que solo lo indígena o lo afro es motivo de orgullo, mientras lo mestizo termina siendo visto como un escape a la condición real del peruano. “El propósito es lograr que la población se autoidentifique de manera consciente de acuerdo a las culturas, orígenes y raíces a las que pertenece”, dijo la congresista Tania Pariona. ¿Y qué si estos orígenes son variados?

Por ejemplo, el 18 de octubre, Pariona indicó que incorporar la opción “blanco” en la ficha censal “crea confusiones”, por lo que las organizaciones indígenas cuestionaron su inclusión. “La diversidad cultural no tiene por qué ser una traba”, dijo Pariona al evadir una pregunta sobre cómo se autoidentificaría una persona de origen europeo.

Dicho sea de paso, ¿cómo responderá el presidente Kuczynski a la interrogante? ¿“Blanco” como indicarían sus antepasados y costumbres –padre polaco, madre francesa– o su formación inglesa? ¿O “mestizo” como revelaría la profunda ligazón que tuvo su padre con el país, sobre todo la selva, o la propia relación del presidente con los asuntos públicos desde la década de los sesenta?

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