A las 5:25 de la mañana de ayer, unos 20 policías allanaron la casa de Yhosbel García Buasbek, de 44 años, quien –según la fiscalía– encabezaba una red de traficantes de tierras y sicarios en Nuevo Ayacucho (Foto: Lino Chipana)
A las 5:25 de la mañana de ayer, unos 20 policías allanaron la casa de Yhosbel García Buasbek, de 44 años, quien –según la fiscalía– encabezaba una red de traficantes de tierras y sicarios en Nuevo Ayacucho (Foto: Lino Chipana)
Enrique Vera

Hasta la última noche en que estuvo libre, Yhosbel García Buasbek, el temido dirigente vecinal del centro poblado Nuevo Ayacucho (Cañete), habría intentado prolongar su dominio a sangre y fuego.

Los vecinos de Nuevo Cañete, una localidad contigua a Nuevo Ayacucho, sabían que el domingo por la noche García y sus hombres intentarían despojarlos de sus predios para luego venderlos. Según la policía, esa era su forma de operar: García –quien era tratado como un alcalde pese a no serlo– invadía terrenos y creaba allí anexos de Nuevo Ayacucho.

Por alguna razón que aún se investiga, el ataque que planificaba Yhosbel García no se concretó. A eso de las 11 de la noche fue visto ingresar a su casa en calma.

A esa misma hora, más de 1.500 agentes de la Dirección de Investigación Criminal se concentraban en la Escuela de Oficiales de la PNP, en Chorrillos, para realizar una megaoperación contra la red criminal que –de acuerdo al Ministerio Público– García encabezaba.

La acción policial incluía el allanamiento de 50 inmuebles y siete celdas en varios penales. El objetivo: capturar a la organización conocida como Los Injertos de Nuevo Ayacucho. La operación, dirigida por la Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Criminalidad Organizada de Ica, movilizó también a 60 fiscales.

A las 5:25 a.m., las puertas del edificio de tres pisos donde vivía Yhosbel García fueron derribadas a combazos por personal de la Subunidad de Acciones Tácticas (SUAT). Tres mujeres intentaron impedir que la policía apresara al dirigente, quien fue hallado durmiendo en el primer piso.

García estaba solo y desarmado. Tenía a la mano un chaleco antibalas y guardaba unos S/25 mil en efectivo en los cajones de un viejo ropero. Según los agentes, en otras partes de la casa se hallaron más dinero y joyas.

Cuando los fiscales contaban el dinero incautado a García, este murmuró: “Es de trabajo honesto”. En su casa, de aproximadamente dos mil metros cuadrados, también había un volquete, un tractor y la camioneta de lunas polarizadas en que se movilizaba.

Las otras capturas
En varios predios de Lima, San Vicente de Cañete, Chincha, y dentro del centro poblado Nuevo Ayacucho, la policía capturó a otros 33 presuntos integrantes de la mafia. Entre ellos, a Joaquín Ayala Callañaupa y a Enrique Montoya Caycho, sindicados como lugarteniente de García y contador de la banda, respectivamente.

En las casas de Ayala y Caycho, la policía halló dinero, al parecer, de las ventas de terrenos invadidos y por entregas de constancias de posesión.

En tanto, los suboficiales de la policía Jaime Acosta Vílchez y Manuel Cárdenas Sedano fueron arrestados en Cañete y Lima, respectivamente. Se cree que ellos ayudaban en la “seguridad” de la mafia.

Además de traficar con tierras, a Los Injertos de Nuevo Ayacucho se les imputa ocho muertes en el 2016. No obstante, hay mucho por investigar. Según la Subprefectura de Cañete, las disputas por tierras en la Pampa de Concón (entre los km 154 y 179 de la Panamericana Sur), a la cual pertenecen Nuevo Ayacucho y otras localidades, han dejado 50 fallecidos los últimos 18 meses.

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