Ángel Pedro Valerio denunció hostigamiento. (Foto: Devida)
Ángel Pedro Valerio denunció hostigamiento. (Foto: Devida)
/ Paloma Briceno Tipacti
Redacción EC

“Todas nuestras actividades las hemos hecho con esfuerzo y dedicación pese a los riesgos que corremos. Justamente ayer recibí la información desde Perú que mi persona había sido amenazada por quienes siembran hoja de coca, porque el Estado peruano ha decidido la erradicación. Es por ello que a todos ustedes les pedimos las garantías para nosotros los pueblos indígenas”.

Esta fue la parte final del discurso que ayer pronunció el presidente de la Central Ashaninka del Río Ene (CARE), Ángel Pedro Valerio, en el marco de la Cumbre sobre la Acción Climática 2019 de la (ONU), en Nueva York (Estados Unidos). Hoy, Valerio acudió al para solicitar garantías para su vida, las cuales ya se están tramitando.

El líder indígena denunció en la cumbre la invasión de cocaleros en los territorios de las comunidades nativas situadas en el norte del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una situación que se ha ido extendiendo en esa zona y que tuvo su punto más crítico el 18 de noviembre del 2017 en la comunidad de Meantari.

Ese día, unos 200 sujetos armados, al parecer coludidos con integrantes de Sendero Luminoso que operan en el distrito de Vizcatán del Ene (Junín), intentaron despojar de sus tierras a los nativos de Meantari. Sin embargo, una participación coordinada de los comités de autodefensa de las comunidades asháninkas del río Ene evitó que la invasión se concrete. Sin embargo, desde entonces la situación se ha agravado.

Según informó Ángel Pedro Valerio a El Comercio, además de Meantari ahora las comunidades nativas del río Ene que están afectadas por los sembríos de hoja de coca que impulsa el narcotráfico son Catungo Quempiri, San Ene, Yaviro y Patisiri. Allí, grupos de colonos armados ingresaron hace unos meses para talar árboles y abrir grandes extensiones de chacras para cocales. “Como el territorio es muy grande nuestros comuneros no llegan a vigilarlo completamente pero los invasores permanecen ahí y se están expandiendo”, dijo Valerio. Acotó que, incluso, a escondidas de la comunidad están abriendo pozas de maceración para la fabricación de clorhidrato de cocaína.

El líder indígena precisó que todos los territorios que han sido tomados por el narcotráfico son titulados. Y que solo en Catungo Quempiri, la localidad más golpeada en esa parte del Vraem por acción del narcotráfico, unas 1.500 hectáreas ya han sido tomadas para los sembríos de coca.

“En las otras comunidades la situación es similar, esto ya es alarmante y si no lo paramos van a seguir avanzando”, señaló. Valerio indicó que la CARE está de acuerdo con la erradicación de los cultivos ilegales de hoja de coca en el Vraem anunciada por el presidente de la Republica, Martín Vizcarra, durante su mensaje a la Nación del pasado 28 de julio. Hizo hincapié en que esta labor debe iniciarse en las comunidades ashaninkas que actualmente sufren las incursiones del narcotráfico.

“Hemos decidido respaldar la decisión política que ha tomado el presidente Vizcarra y si la decisión ya está tomada necesitamos ahora acciones inmediatas”, puntualizó.

Valerio acotó que si bien las comunidades nativas del río Ene atacadas por el narcotráfico aún no se desplazan, existe mucha tensión en estas. En cuanto a las amenazas que ha recibido, refirió que estas empezaron desde que participó en la recuperación de los territorios de Meantari, en noviembre del 2017, y han seguido hasta hace dos días cuando estuvo en la Cumbre sobre la Acción Climática 2019

“Me dijeron que los cocaleros se han organizado y que están buscando la cabeza del presidente de la CARE y del presidente central del Comité de Autodefensa porque hemos encabezado el tema de la erradicación de la hoja de coca”, contó.

En febrero último, la CARE y la Central Ashaninka del Río Tambo (CART) firmaron un pronunciamiento de rechazo al narcotráfico, en el cual también manifestaron su “preocupación por el daño social, económico y ambiental que genera el narcotráfico en sus territorios”. Ángel Valerio estima que esta posición ante los sembríos ilegales de hoja de coca así como la firma de un convenio con Devida para fortalecer los cultivos alternativos han generado que, recientemente, las amenazas en su contra se incrementen.

No menos grave es lo que ocurre en algunas comunidades del río Tambo. El presidente de la Central Ashaninka del Río Tambo (CART), Fabián Antunez, denunció, ante este Diario que el narcotráfico allí todavía no ha tomado posesión de tierras, pero si está captando jóvenes para emplearlos como jornaleros en las pozas de maceración o como ‘mochileros’ para el traslado de los cargamentos de cocaína.

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