"Lima, la perdedora", por José Carlos Requena
"Lima, la perdedora", por José Carlos Requena
José Carlos Requena

El creciente interés por la , con sus espectacularidades y sus penas, hace que las discusiones empiecen a girar en torno a la política, la tradicional y la 2.0. Mientras se sacan conclusiones apresuradas en base a lo que dicen los taxistas y el peso de las redes sociales parece innegable, el elector limeño cree que sus preferencias se convertirán en referentes: Keiko Fujimori pasa a segunda vuelta, César Acuña crece inconteniblemente, Alan García está descartado por los narcoindultos, Pedro Pablo Kuczynski (PPK) es muy viejo, Alejandro Toledo “ya fue”.

Pero Lima no es el Perú. La revisión de los resultados electorales de las dos últimas elecciones permite constatar que los favoritos de Lima han tenido resultados adversos en el resto del país: Lima es la perdedora. Lourdes Flores en el 2006 y PPK en el 2011 ganaron la primera vuelta en Lima (35%, 46% y 28%,13%, respectivamente), pero no obtuvieron victoria alguna en las regiones. Su desempeño más bien los ubicó acorde con lo que fue su votación nacional: Flores fue segunda en tres regiones y tercera en 14, mientras PPK fue segundo en cuatro y tercero en tres regiones.

En cambio, quienes pasaron a segunda vuelta en ambos comicios tuvieron un desempeño más parejo. El 2006, García ganó en cinco regiones (el sólido norte –Piura, Lambayeque, La Libertad, Áncash– e Ica), quedó segundo en 13 y tercero en cinco. Ollanta Humala, entonces vestido de rojo, ganó en 18 regiones y quedó segundo en seis. En la segunda vuelta, el “mal menor” García (“el cambio responsable”, según él mismo) derrotó a Humala, entonces percibido por Lima como un “salto al vacío”.

La situación varió el 2011 –el ganador de la primera vuelta ganó también la segunda–, aunque los finalistas mantuvieron el buen desempeño parejo en las regiones. Humala, ahora con polo blanco, ganó en 16 regiones, quedó segundo en 6 y tercero en una. En tanto, Keiko Fujimori ganó en seis, quedó segunda en 11 y tercera en otras seis.

La revisión también permite constatar o cuestionar algunos supuestos de la política peruana contemporánea. Por lo menos el 2011, el sólido norte mantuvo una votación que se resistía a abrazar al moderado Humala, ahora representando a la izquierda, tradicional rival del Apra. El 2011, Keiko Fujimori ganó en Cajamarca, La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes. Aunque el partido de Acuña gobierna La Libertad y Lambayeque, no debería concluirse que el Apra está ya de salida.

Por otro lado, el llamado sur radical, representado principalmente por Cusco y Puno, presenta algunos datos que quizás hagan pensar en un tipo de preferencias no necesariamente izquierdistas. Si bien Humala ganó en ambas regiones en los dos comicios por más del 50%, es interesante constatar las votaciones de Martha Chávez y PPK en Puno (terceros el 2006 y 2011, respectivamente, con 9%), mientras los candidatos de partidos de izquierda ni figuran en los puestos principales.

Otra constatación importante es el peso de las tradiciones políticas, que contrastan con los resultados nacionales globales. Toledo fue segundo en su región de origen con 30 %, mientras que el chiclayano Luis Castañeda quedó tercero en Lambayeque con 24%. En tanto, la tradición acciopopulista del oriente algo debe haber pesado en el 20% que alcanzó Valentín Paniagua en el 2006 en Loreto y en la única victoria regional de Toledo el 2011 en la misma región (AP era aliado de Perú Posible) con 34%.

La vorágine de la campaña electoral actual hace que desde Lima se olvide lo que pasa en las regiones, que es finalmente donde parece decidirse la elección. Aunque pueda ser reiterativo, el Perú es diverso no solo por su geografía y sus climas: también lo es por sus dinámicas políticas.

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