La puesta en marcha de la interdicción aérea –que permite interceptar y derribar avionetas que transportan droga– ha sido calificada como un avance en la lucha contra el narcotráfico por expertos en la materia. Sin embargo, advierten que una vez que se corte el puente aéreo se activarán otras rutas, como son la terrestre y fluvial, que también se utilizan para este ilícito negocio.
Esta posibilidad fue admitida ayer por el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jorge Moscoso, durante una conferencia de prensa. “Para ello, mantenemos una coordinación permanentemente y un trabajo integrado con la Policía Nacional en aspectos de inteligencia y en la parte de operaciones para contrarrestar y también eliminar esta posibilidad”, dijo Moscoso.
Pedro Yaranga, investigador en temas de terrorismo y narcotráfico, resaltó la decisión del gobierno de retomar la interdicción aérea para reducir el considerable flujo de droga con destino, sobre todo, a Bolivia y a Brasil. Pero consideró que se debe garantizar la incautación de insumos químicos que siguen ingresando al valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) para poder detener la producción de pasta básica de cocaína.
“Se podrá bloquear el flujo aéreo, pero por tierra hay miles de salidas de la droga. En los últimos días he estado recorriendo el Vraem y los insumos químicos siguen ingresando en la misma cantidad. Es necesario un trabajo más integrado para evitar que se potencien otras rutas, como la terrestre”, dijo.
Yaranga dijo que se deben instalar los radares que sean necesarios para que la interdicción aérea sea exitosa. Estos equipos deben ser colocados en lugares estratégicos para alertar sobre la presencia ilegal de aeronaves en el cielo peruano.
Federico Tong, experto en seguridad y narcotráfico, opinó que es acertado que el gobierno haya ido un paso más allá de la destrucción de pistas de aterrizaje, acción que no tuvo el efecto deseado para reducir los vuelos ilegales. Indicó que la ruta marítima aún es la más usada por los narcotraficantes.
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