Café inmune a las plagas es la esperanza de Villa Rica
Café inmune a las plagas es la esperanza de Villa Rica
Redacción EC

JUAN PABLO LEÓN ALMENARA

Luis de la Cruz Dávila se despertó, cruzó la puerta de su casa, caminó los 300 metros que la separan de sus cultivos de café y, alarmado, regresó creyendo que todo era una pesadilla: la enfermedad de la roya amarilla había terminado de devastar sus plantaciones de café. Era el 1 de marzo del 2013.

Luis no tenía una pesadilla, pues esta misma realidad golpeaba a más de 150.000 familias que se sustentan con este negocio en el Perú. La plaga había afectado las hojas de los cafetos: causó su caída prematura e impidió el desarrollo de los granos en unas 140.000 hectáreas de café en cosecha, el 33% del área cafetera de todo el país, aproximadamente unas 415.000 hectáreas.

Ese año el Gobierno, hostigado por marchas y bloqueos de los agricultores afectados, declaró en emergencia 11 regiones. La roya, sin embargo, ya se le había escapado de las manos y los cafetaleros estimaban pérdidas de S/.1.400 millones.

“Lo perdimos todo. Sembramos pino para obtener otros ingresos, pero este negocio tarda años en dar resultados”, sostiene Luis, quien hasta hoy administra la hacienda cafetalera Los Naranjos (Villa Rica) y mantiene con Agrobanco una deuda de S/.40.000.

OPTIMISMO 
En el 2014 una esperanza llegó a los campos cafetaleros de nuestro país, incluido el de Luis de la Cruz. Se trata de una semilla que viene cosechándose desde la década del 70, cuando apenas un puñado de fincas controlaba el negocio exportador de este grano, manejado por las familias austro-alemanas de Oxapampa y Villa Rica. 

Por esa época, había el rumor de que una plaga desconocida amenazaba la actividad. No dudaron, entonces, en importar granos de Colombia, Brasil y Costa Rica, llevarlos al laboratorio e iniciar un largo proceso de cruces entre especies tolerantes. Cuatro décadas de adaptación y pruebas de sabor valieron la pena: el resultado es producto del cruce de la versión Caturra con el híbrido de Timor, que ahora es conocido como Catimor. A esta especie, deliciosa en la taza, se suman la versión Costa Rica, Gran Colombia y Castilla. 

“Hay buena calidad genética de la semilla, pero también los caficultores trabajan tecnologías de manejo de tierras que ayudan a explotar al máximo esa calidad, en rendimiento, resistencia a la roya y sabor”, destaca Omar Gabino, ingeniero del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), del Ministerio de Agricultura, entidad que capacita a los hombres de campo en el manejo nutricional del café. 

Así, la caficultura ha ganado un nuevo aliado en su lucha contra la roya. Luis de la Cruz, por su lado, ha ganado confianza. Hoy sale de su casa cada mañana y constata que las matas verdes ganan terreno sobre sus cafetales.

EN CIFRAS
130 MILLONES

De soles fueron prestados por Agrobanco para renovar cafetales en el 2013, pese a que las pérdidas ocasionadas por la roya amarilla superaban los S/.1.000 millones.
 
800 MILLONES
De dólares esperan exportar este año los caficultores de todo el país a raíz de la mejora de sus semillas. Esto debido a que se producirá 6,5 millones de quintales, 1,5 millones más de lo que se envió al extranjero en el 2013.

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