Las imágenes que ha dejado la inundación en el centro de parecen extraídas de una película de terror. De guerra, más bien. Cuadros que bien podrían asociarse a un bombardeo descomunal sobre una ciudad indefensa. Piura, ayer, estuvo paralizada y consternada.

Comercios, instituciones, bancos y la catedral, ubicados en la Plaza de Armas y en sus inmediaciones, no atendieron. La acumulación de agua y lodo obligó a que sus trabajadores y personal de limpieza contratado dediquen gran parte del día en la rehabilitación de los locales.

En la sede municipal, por ejemplo, donde el nivel del agua cubrió zonas hasta casi dos metros de altura, se tuvo que echar mano hasta de cuatro motobombas al mismo tiempo. El punto más crítico allí es el parqueo. La inundación allí fue tal que de los tres árboles que había, solo han quedado visibles sus copas sobre el agua.

En algunas urbanizaciones cercanas al río Piura el agua alcanzó más de un metro de altura tras el desborde. (Foto: Giulio Valz-Gen/El Comercio)

Si bien se ha reducido el nivel que alcanzó el agua, todavía hay enormes aniegos que tornan imposible el desplazamiento peatonal en las calles Arequipa, Apurímac, Ayacucho y Lima. En estas arterias se repite la misma escena: muebles y camas que las familias afectadas han colocado en el frontis de sus viviendas. De esta forma, facilitan el retiro del agua.

Hoteles y restaurantes, por la noche, operaron con grupos electrógenos. Las calles del centro de Piura estuvieron sin luz y el agua llega solo por horas.

La inundación ha afectado la salud de los adultos mayores. En el hospital Jorge Reátegui se ha registrado un mayor ingreso de pacientes por complicaciones respiratorias, deshidrataciones y cuadros de diarrea. Debido a que ya ha sido superada la capacidad del recinto, los pacientes son acondicionados en el auditorio.

Mientras en la ciudad de Piura el agua disminuyó, en varios caseríos de Catacaos aún se evacuaba a vecinos aislados. (Foto: Lino Chipana/El Comercio)

A ello se suma un ligero incremento de casos probables de dengue y de procesos respiratorios en menores de edad, según informó a El Comercio la directora del nosocomio, Nora Vite Juárez.

Este hospital, actualmente abastecido de agua por camiones-cisterna, ha sufrido una baja de personal, pues el desborde del lunes anegó las viviendas de varios médicos que residían en zonas de riesgo, y ahora han quedado atrapados por el agua.

Rescate en Catacaos

Cuando José Adanaqué Valverde (67) sintió que el río Piura demolía la defensa ribereña que en ese momento reforzaba con sacos terreros, corrió a su casa para rescatar a su esposa e hijos. En el camino vio que sus vecinos hacían lo mismo. Escaparon hacia la loma del sector Molino Azul, en el centro poblado de Pedregal Chico, en Catacaos. Allí pasaron la noche y vieron cómo el agua inundaba sus viviendas.

“Todos hemos corrido a la loma y nos hemos quedado allí. No hemos dormido. ¿Cómo vamos a dormir si el río crecía y amenazaba con llegar hasta acá? Puro sufrimiento ha sido toda la noche”, dijo entre lágrimas José, cuando era rescatado por miembros del Ejército, la Marina de Guerra y la Policía Nacional.

Fueron cerca de 500 personas las que se refugiaron en la loma de Molino Azul, el punto más alto, que quedó rodeado de agua. Hasta allí llegaron fuerzas combinadas, luego de sortear un éxodo de afectados: niños y ancianos en brazos, bebes en tinas que eran trasladados hacia lugares seguros.

En la ciudad de Piura el nivel del río descendió, pero las viviendas seguían sin servicio de luz y agua. (Foto: Lino Chipana/El Comercio)

Catacaos fue otro de los lugares golpeados el lunes por el desborde del río Piura, y ayer amaneció devastado. Pistas rotas en varios puntos, paredes de coliseos y cementerios rotas, vehículos con barro y gente desesperada en busca de agua y alimento. El Ejército llevó cinco toneladas de ayuda humanitaria, pero fue insuficiente.

Sin embargo, gracias a la solidaridad de muchos peruanos, la ayuda fue llegando conforme transcurrían las horas. Al mediodía, la carretera Piura-Catacaos-Pedregal Grande era una fila interminable de vehículos llevando ropa, comida, agua, lanchas y gente dispuesta a lanzarse al río y salvar vidas.

Adanaqué y su familia fueron rescatados sanos y salvos, y luego trasladados –junto a cientos de personas– a un albergue en Catacaos. Allí permanecen juntos, como cuando escaparon hacia la loma.

Sobrevuelo en piura

El primer ministro Fernando Zavala dijo ayer en Piura que demorará aproximadamente 30 días “llegar a una normalidad” en esta región luego de las inundaciones registradas desde el lunes, para a partir de entonces retomar la reconstrucción.

Zavala integró la comitiva del Ejecutivo liderada por el presidente , y que integraron varios ministros, además del gobernador regional de Piura, Reynaldo Hilbck. Ellos sobrevolaron la ciudad de Piura y el distrito de Catacaos.

La alerta sobre nuevas precipitaciones no cesa en el norte. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) informó que se presentarán lluvias de moderada a fuerte intensidad durante esta semana en Áncash, Cajamarca, Lambayeque, Tumbes, Piura y La Libertad.

El fenómeno se presentará con mayor intensidad desde hoy hasta el sábado 1 de abril.

Cifras:

1.698 metros cúbicos por segundo de agua registró el río Piura a las 2 p.m. de ayer. El nivel máximo de esta cuenca es de 2.200.
3.400  metros cúbicos por segundo alcanzó el río la mañana del lunes. Su desborde afectó a más de 27 mil personas en la ciudad.

Así lo dijeron

Pedro Pablo Kuczynski, Presidente de la República: “Trabajamos para traer ayuda a Piura, para que la gente pueda estar ubicada en un sitio seguro, con vivienda, techo y comida”. 
Reynaldo Hilbck, Gobernador regional de Piura: “Las personas han tenido que ubicarse en zonas altas como cerros, casas o árboles y no tienen manera de bajar”.

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