A fin de garantizar la protección y conservación de los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial (Piaci), el pasado 14 de octubre, las reservas indígenas Isconahua, Mashco Piro y Murunahua fueron inscritas en la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp), órgano adscrito al Ministerio de Justicia.
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“La humanidad tiene que preservar y hacer todo lo posible para que estos pueblos no se extingan. Al ser inscritos en la Sunarp, si algún grupo maderero o de minería ilegal quiere introducirse, el Estado tiene que sacarlo inmediatamente. Asimismo, con esta medida estas áreas no pueden ser sujetas de concesiones de ningún tipo. Estos pueblos son la reserva histórica del Perú”, indicó a El Comercio la ministra de Justicia, Ana Revilla.
En el 2006, la Ley 28736 (Ley Piaci) estableció la adecuación de las cinco reservas territoriales existentes en el Perú a la figura de reservas indígenas. Esto a fin de dotar a estas áreas de un mayor nivel de protección legal y establecer con claridad las limitaciones en cuanto al acceso y desarrollo de actividades. A la fecha, solo las tres reservas citadas fueron categorizadas como indígenas, a través del Decreto Supremo 007-2016-MC. Las otros dos reservas territoriales aún no adecuadas son las de Madre de Dios y Kugapakori Nahua Nanti.
Ángela Acevedo, viceministra de Interculturalidad del Ministerio de Cultura (Mincul), sector encargado de realizar las labores de control y monitoreo de las reservas indígenas, explicó que el que estén inscritas en registros públicos fortalece su competencia para evitar amenazas como la tala ilegal y el narcotráfico. “Tenemos puestos de control y vigilancia en las posibles entradas a las reservas, que son los ríos. En estos sitios hemos dispuesto agentes de protección. En algunos casos manejamos los puestos junto con el Sernanp, ya que a veces estos territorios se cruzan con áreas naturales protegidas”, detalló.
La funcionaria agregó que las acciones que lleva a cabo el sector buscan evitar que las reservas indígenas se vean amenazadas por actividades como la tala ilegal y el narcotráfico.
-Proceso de adecuación-
La inscripción de las reservas indígenas Isconahua, Mashco Piro y Murunahua en registros públicos es el cierre de un proceso que inició en el 2006, cuando la Ley 28736 estableció la adecuación de las cinco reservas territoriales existentes en el Perú a la figura de reservas indígenas, previa realización de estudios que demostraran la existencia de pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial en estas zonas. Tuvieron que pasar 10 años para que finalmente se cumpla con esta disposición.
“Entre el 2011 y el 2012, una de las cosas que se prioriza en el Mincul y el Viceministerio de Interculturalidad es avanzar en este proceso, ya que habían pasado más o menos 10 años de que no se había dado esta adecuación ni los estudios respectivos. Los estudios demoraron aproximadamente un año, para luego pasar a comisión multisectorial. Tras ser aprobados los estudios por la comisión se sacó a un decreto supremo que aprobaba la adecuación de las reservas Isconahua, Mashco Piro y Murunahua como indígenas. El decreto precisa el ámbito de estas áreas, los pueblos que las habitan y una descripción cultural de su situación”, explicó Acevedo.
Además, informó que el proceso de adecuación de la reserva territorial Madre de Dios debería culminar en los próximos meses, mientras que el de la reserva territorial Kugapakori Nahua Nanti, situado entre Cusco y Ucayali, acabaría el próximo años. Las cinco reservas abarcan en total tres millones de hectáreas.
-Protección a las PIACI-
Miguel Macedo, integrante del Instituto del Bien Común, sostuvo que si bien esta inscripción pone más frenos para asignar títulos de propiedad o entregar terrenos en los territorios donde viven los pueblos aislados, la legislación peruana no brinda mayor seguridad para la protección de los Piaci.
Opinó que el trabajo del Mincul se centra en tener agentes de protección y en generar espacios a escala intersectorial, regional y nacional, dejando de lado el fortalecimiento de actividades económicas de las comunidades indígenas vecinas, para que se involucren en el cuidado de estos pueblos en aislamiento.
“Si quieres proteger las reservas indígenas, pero no tienes como aliada a la gente cercana, esta tarea no va a resultar. Se tiene que pensar en un trabajo integral, involucrando a las comunidades indígenas ya establecidas en un sector”, precisó Macedo.
Subrayó que las amenazas que enfrentan las reservas indígenas están relacionadas a la migración, cultivos de coca, invasores, madera ilegal, minería y petróleo. En tanto, “la menor amenaza para estos pueblos son las comunidades indígenas vecinas, siempre y cuando se mantengan trabajando de manera ordenada”.
Por su parte, Acevedo señaló que ante cualquier tipo de avistamiento de población indígena aislada, su sector viene trabajando con las comunidades vecinas para que actúen bajo un protocolo y así eviten un enfrentamiento como el ocurrido el último miércoles en la comunidad nativa Monte Salvado, en Madre de Dios, donde un indígena mashco piro hirió de un flechazo a un miembro de la comunidad, quien tuvo que ser trasladado a Puerto Maldonado para ser atendido.
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