La opinión ciudadana en medio de la crisis. (Gráfico: El Comercio)
La opinión ciudadana en medio de la crisis. (Gráfico: El Comercio)
Diego Chirinos

La lucha contra la sigue siendo una tarea pendiente a ojos de la ciudadanía. Así lo demuestran los resultados de la última encuesta de El Comercio-Ipsos.

Para el 70% de entrevistados, la lucha anticorrupción no ha experimentado avance alguno. La apertura de investigaciones como la del Caso Lava Jato o la del presunto tráfico de influencias en el sistema de justicia no parece por ahora suficiente para cambiar esa percepción.

“En el Caso Lava Jato, la opinión pública no ve un avance sustancial en el trámite de procesos. Tal es así que todavía no existe una sola acusación. Mientras en los audios se percibe una demora de parte del Congreso. Las imágenes de [Alejandro] Toledo son el símbolo de ese nulo avance”, señala el ex fiscal supremo Avelino Guillén.

(Gráfico: El Comercio)
(Gráfico: El Comercio)

En medio de esa crisis de credibilidad, el presidente Martín Vizcarra anunció el 28 de julio una próxima reforma judicial y solicitó un referéndum como vía ratificatoria.

Un mes después, sin embargo, las perspectivas de la ciudadanía se mantienen negativas. Prueba de ello es que apenas el 25% de encuestados cree que la corrupción habrá disminuido en el 2021.

“Eso es lo más duro. Es una muestra de la desconfianza total, no solo en la clase política, sino también en las instituciones y quienes las integran. El referéndum no será suficiente. Para cambiar las cosas, la justicia tendría que avanzar rápido en los siguientes años y mostrar algunas detenciones”, comenta el analista político Fernando Rospigliosi.

El 68% de ciudadanos considera que los actuales niveles de corrupción se mantendrán igual o incrementarán con miras al bicentenario.

—Alta corrupción—
La falta de credibilidad en la justicia, además, muestra un correlato en la percepción ciudadana de las instituciones.

En promedio, los encuestados consideran que 8 de cada 10 políticos, funcionarios, alcaldes, jueces, fiscales y empresarios son corruptos o altamente propensos a cometer actos de corrupción.

“Hoy la gente percibe a todos de la misma forma. Cree que todos son corruptos. Sin embargo, cuando se les pide que se autodefinan como tal, tienden a negarlo”, advierte el gerente de estudios de opinión de Ipsos, Guillermo Loli.

Así, por ejemplo, el 88% calificaría a su familia o a sus amigos como “poco o nada corruptos”.

Según los especialistas consultados, de no experimentarse un cambio radical en la justicia, la normalización de la corrupción continuará en aumento.