"Defensa de la libertad de expresión sigue siendo un problema"
"Defensa de la libertad de expresión sigue siendo un problema"
Fernando Vivas

Es abogado, director y accionista de “Semana económica”, y acaba de dejar la presidencia del Consejo de la Prensa Peruana (CPP). no solo cree en la autorregulación del periodismo, sino también en que hay que exhibir las quejas del público.

—¿Cuatro años en el CPP te han afirmado algunas convicciones?
Más bien, aprendizajes. El CPP reúne a perro, pericote y gato. Por ejemplo, fue un reto mantener la unidad del gremio en medio de la polémica sobre la concentración.

—¿Hay temas en que regular la prensa es pertinente?
La prensa no debiera tener regulaciones especiales, pero tampoco debiera tener exenciones especiales. Es la posición de la SIP [Sociedad Interamericana de Prensa]. En el tema de la concentración, si se va a controlar, que se controle como en cualquier otra industria. En un grupo que convocó Transparencia, estuve de acuerdo con que se obligue a los medios a que contraten por igual, sin trato especial, el avisaje político.

—O sea, en ese punto sí crees en regulación: obligar a la equidad en campañas.
En la parte comercial, sí. Soy radical en mis convicciones sobre la libertad de expresión. La primera enmienda de la Constitución gringa protege hasta expresiones ofensivas.

—Aunque estás de acuerdo con la protección del honor frente a la difamación.
Sí, pero creo que debe ser legislación civil, no penal. Es una espada de Damocles que te puedan meter preso por decir algo. La libertad es la otra cara de la responsabilidad. Si hago daño a alguien, debiera estar en la obligación de resarcirlo. Por otro lado, soy ferviente creyente de rendirle cuentas a alguien, hasta en un nivel filosófico. Tenemos que rendir cuentas a los lectores. De ahí que hay figuras como los defensores del lector.

—¿Alentarías que los medios contraten defensores?
Bueno, tenemos el tribunal de ética en el CPP. Pero no se excluye, podría ser complementario un defensor y estar sujeto al tribunal, como “Perú 21”.

—¿Hay que reforzar la autorregulación?
Sí, y hay que ponerla de relieve. He fallado en no difundir más el trabajo del tribunal de ética. Es un trabajo magnífico aunque a veces no coincido. Por ejemplo, creo que a veces son moralistas cuando dan la razón a las señoras de la asociación Valores Humanos. [...] Pero hacen bien en llamar la atención sobre nuestros excesos y sobre nuestra soberbia.

—Más que a teorías del complot, nuestros excesos están ligados a la soberbia, ¿no?
Encuentro que hay mucha arrogancia entre los periodistas y veo que se cultiva desde las facultades de comunicación esta idea del periodista con una misión metafísica, pero guiada por su subjetividad, por su entendimiento de la democracia y los valores. Eso lo combato mucho, es necesario cultivar la humildad. El norte no es un ideal abstracto sino el lector.

—Va a salir en el portal del CPP el archivo de todas las quejas resueltas, ¿no?
Va a ser una herramienta fantástica. Se puede saber quiénes erraron y en qué rubros y por qué razones.

—¿Te viene a la mente una resolución que sea un buen ejemplo de autorregulación?
Varias donde nos han enmendado la plana. Dijiste algo de esta persona sin haberlo confirmado, le hiciste daño y ahora tienes que desdecirte. Hemos llegado incluso a la figura de que cuando el medio no se rectifica, los otros asociados lo hacen por él.

—Y el proceso es más rápido que en el Poder Judicial.
Al cabo de un par de meses, el que se queja puede tener una respuesta. Eso nos obliga a no ser autocomplacientes.

—Hablemos de la campaña.
Cada elección exige más de la prensa. Parece que la política va en sentido contrario con su nivel de lumpenización. Eso potencia nuestro compromiso no solo con el lector, sino con el sistema democrático. Recién ha empezado la campaña, pero siento que los grandes temas los ha revelado la prensa, los plagios de Acuña, lo de Guzmán. Y hay que poner de relieve el periodismo ciudadano que ha aparecido en las redes. Los medios lo recogen y le dan más enfoque. Uno cree que la defensa de la libertad de expresión ya no es un problema, pero lo es. Por ejemplo, en el CPP me tocó enfrentar lo de la ley mordaza, que buscaba penalizar la difusión de audios ilícitamente registrados.

—La frontera entre lo público y lo privado en audios o en documentos como las agendas de Nadine es bien difusa.
Y cada caso tiene que ser resuelto por los editores. Tenemos un código de ética donde está muy claro que los temas privados no son asunto de cobertura ni siquiera cuando generen curiosidad en nuestro público. Pero es difícil de distinguir. Por ejemplo, no estuve de acuerdo con la difusión de los ‘potoaudios’ de Lourdes Flores. Estaba hablando con un amigo en un ambiente que ella creía seguro y descargó su ira, sus emociones. No puedes pedir a los políticos que dejen de ser humanos.

—La mejor manera de resolver el dilema es convencer al protagonista de hacerlo público.
De acuerdo. Otro ejemplo reciente es el caso de la chica presuntamente seducida por Acuña, que tuvo un hijo con él. Si hay delito o estamos cerca del delito, es un tema público.

—Ese ‘cerca’ es muy importante.
Absolutamente. No hay que equiparar lo público con lo penal. Ahí está el análisis de cada caso, lo que es público sin ser penal puede difundirse.

—¿Qué piensas de la judicialización de la política?
Convive con la lumpenización de la política. Y tiene que ver con algo más cultural, que es la litigiosidad de los peruanos, que es una herencia colonial. Se ha agravado en los últimos años, porque ya no solo es una judicialización, sino una penalización. Y lo ves en el campo empresarial. El juicio penal se ha vuelto una forma de chantaje. Me ha pasado a mí cuando un infeliz me quiso meter una denuncia por pánico financiero. Hay que distinguir lo político de lo legal. Frente a lo de Guzmán, hemos editorializado llamando a respetar la institucionalidad.

—Discutible tema, la institucionalidad de un lado y el respeto a que se exprese la voluntad popular del otro lado.
Recuerdo que seguí ese razonamiento cuando se discutió un caso de firmas falsas de Toledo. Ya la voluntad popular se había expresado al margen de si las firmas eran válidas o no. El Jurado Nacional de Elecciones se empeñó en hacer una reforma mínima, involucrando a otras instituciones como el CPP; ahora tiene que hacer su chamba sin ser perdonavidas.

—¿Ha cambiado la relación de la prensa con el poder?
Tal vez hemos avanzado bastante en garantizar la libertad de expresión, pero no la demos por sentada. Hasta de un gobierno democrático como este pueden venir amenazas aisladas. Nuestra chamba por definición es incomodar al poder. Y el poder incomodado por nosotros reaccionará.

—Si esa es tu receta para actuar ante el poder elegido, ¿cuál es la receta frente a los candidatos?
Me gusta más la forma de hacerlo de “The Economist” que la de “The New York Times”. El “Times” siempre está con los demócratas. El otro expone sus principios y se pregunta qué candidato los encarna, y a ese lo apoyan. Es cuestión de abstraerse un poquito.

—Esa es la línea editorial. ¿Qué hacer para que no se confunda con la línea informativa?
La línea informativa puede influir la línea editorial, pero no al revés. Sé que eso es cuestionado en facultades donde ahora se alaba la subjetividad, pero nunca hay que dejar de hacer el esfuerzo de la objetividad.

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