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Los legados y los sucesores en la política peruana - 17
ÁNGEL HUGO PILARES

Las dejaron varias huellas en los de nuestro país. Los resultados aún no finales de la ONPE, por lo menos, han marcado una renovación.

Hace poco más de una semana, Alan García renunció a la presidencia del Partido Aprista con el fin de abrir paso a un proceso de renovación, que debe tener como consecuencia la elección de un nuevo líder.

Un par de días atrás, Lourdes Flores Nano se mostraba en los mismos términos al señalar que, tras su postulación a la vicepresidenta por la Alianza Popular (entre el Apra y el PPC) consideraba que había "cumplido un ciclo" en su vida política y que ahora le correspondía "alentar un proceso de renovación" en su partido.

"Alan y Lourdes Flores comparten un Waterloo", señala el analista Luis Benavente. La derrota en estas elecciones los ha sacado de esa categoría de "líderes históricos y candidatos naturales" que Benavente menciona como una cosa que se pensaba antes.

De hecho, asegura, los partidos históricamente "se habían opuesto" a la renovación, pero este proceso electoral ha cambiado todo: "Decir que el Apra sin Alan García, o el PPC sin Lourdes Flores, o Perú Posible sin Alejandro Toledo, no son nada es falso. Eso es lo que han vendido. Hay gente de primera, hay cuadros", apunta Benavente.  Y añade que, de ahí en más, solo hay que ver cuál será la dinámica que adopten esos cambios. "El problema es cuando quien debe dar el paso al costado quiere dejar un alfil", concluye.

En cambio, la izquierda peruana y partidos como Acción Popular, han salido de estas elecciones revitalizados. Luego de varios años sin protagonismo, han reaparecido en el mapa electoral con personajes que han representado la novedad en las elecciones. Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea aparecen ahora como líderes. 

En el caso de Barnechea todo parece claro: es una figura nueva ante los ojos del elector más joven y sin un pasado político encima, aunque todavía tendría que consolidar su liderazgo dentro del partido. En caso el de Mendoza, la sucesión de una serie de grupos de izquierda es complicada. Benavente lo advierte: "En la izquierda no es suficiente con el liderazgo de Verónika, sino con cuadros. Ella no tiene tanto control partidario".