“Porque te quiero abrazar más adelante, me distancio ahora”. La frase es de marzo de 2020 y fue expresada por el actual candidato al Congreso Martín Vizcarra, cuando era presidente de la República. En medio de su campaña al Legislativo por Somos Perú, y en un contraste de sí mismo, Vizcarra ha sido captado quebrando las normas sanitarias sobre las que exigía respeto meses atrás.
El último miércoles, recorrió la ciudad del Cusco junto a Daniel Salaverry, quien postula a la presidencia con el partido del corazón. Como informó El Comercio desde el lugar, ambos visitaron una feria artesanal y varios tramos del Centro Histórico. El recorrido concitó la atención de varios ciudadanos y generó aglomeración. Algunos se acercaron al exmandatario y este les correspondió abrazos y saludos.
“Cuando nos piden una foto, si la persona viene sin mascarilla o no la usa correctamente, no aceptamos porque de esa manera también estamos educando a la gente”, dijo al ser consultado por su aparente flexibilización ante el riesgo de contagios de COVID-19. Días antes, había visitado ciudades del norte del país, dejando otras escenas de contravención al distanciamiento social.
-Dichos y acciones que quedaron atrás-
A finales de marzo de 2020, el Perú llevaba apenas dos semanas en estado de emergencia por la pandemia. La medida, dictada por el Gobierno de entonces y mantenida hasta ahora por la gestión de Francisco Sagasti, fue modificándose con el paso del año. Para el 2 de abril, con la emisión del Decreto Supremo N° 057-2020-PCM, refrendado por el entonces presidente Martín Vizcarra, se introdujo el uso obligatorio de la mascarilla en la vía pública. La distancia física ya era también una regla.
“Respeta las disposiciones que hemos dado: el distanciamiento social; sal lo menos que puedas de tu vivienda; solamente en caso estrictamente necesario. Y, si sales, respeta el distanciamiento social cuando salgas. En el banco, en el mercado, en la tienda. Respeta el metro de distancia. Eso tenemos que hacerlo todos”, dijo el ahora exmandatario en un mensaje a la Nación del 30 de marzo.
Con alcohol en gel sobre la mesa, distanciamiento físico de sus ministros y, en algunas de las conferencias, uso permanente de la mascarilla, Vizcarra trataba de dar el ejemplo. El 20 de abril, durante otro de sus pronunciamientos oficiales a la ciudadanía, recordó que es necesario asumir que cualquier persona puede ser portadora del virus, pues los casos asintomáticos también transmiten la enfermedad.
“Esta tarea solamente va a tener el resultado que esperamos si somos disciplinados y somos perseverantes. Todos los días, a veces, el esfuerzo diario puede minar en algún momento el entusiasmo. (...) La enfermedad, la pandemia, tiene una serie de etapas. Desde el contagio inicial. El caso asintomático. No sientes nada, pero puedes contagiar”, expresó.
En mayo, el mensaje se mantenía enfático: “Este virus se contagia muy fácilmente. (...) Para evitar el contagio: distanciamiento social. Primera indicación. Distanciamiento. Mínimo de un metro. En el micro, en el banco, en la farmacia, en el supermercado. Un metro de distancia. Segunda indicación: mascarilla. Si yo estoy infectado, evito que mis fluidos lleguen a la otra persona. Si el otro está infectado, evito respirarlos o poder yo contaminarme. (...) Tres: lavado de manos. Agua y jabón”, dijo Vizcarra en otra conferencia.
El expresidente promovía los protocolos en todas sus actividades. El 28 de junio, en una visita al comedor popular La Melchorita, ubicado en el distrito de Carabayllo, el entonces jefe del Estado también tomó las previsiones reglamentarias. Se retiró la mascarilla solo para ingerir alimentos y siguió los protocolos de distanciamiento entre las personas y desinfección de manos.
Para julio, cuando ya se anunciaba la reactivación del transporte interprovincial, Vizcarra continuaba con el énfasis en las normas sanitarias. En un video promocional de la Presidencia, se lo observa conversando con una niña en medio de una campaña de salud en el distrito de El Agustino. Ambos utilizan mascarilla y guardan la distancia física.
Incluso la noche de su salida del Gobierno, el 9 de noviembre de 2020, luego de que el Congreso aprobara su vacancia, Martín Vizcarra se apostó, en el patio de Palacio, muy separado de sus ministros salientes.
-El contraste bajo lectura de especialistas-
Como lo ha informado este Diario en las últimas semanas, varios candidatos hacia las elecciones generales de 2021 han demostrado faltas a las normas sanitarias. La semana pasada, César Acuña, aspirante presidencial por Alianza para el Progreso, visitó -junto a los integrantes de su plancha y sus candidatos al Congreso por Lima- un asentamiento humano en San Juan de Lurigancho. Allí, las medidas de prevención (especialmente, la de distanciamiento) se relativizaron.
Lo mismo ha sido registrado en actividades de George Forsyth (candidato presidencial por Victoria Nacional) y Daniel Salaverry (Somos Perú), además de candidatos al Parlamento Andino o al Congreso, como es el caso de Martín Vizcarra. Sin embargo, el haber capitalizado el discurso de las medidas sanitarias durante su gestión presidencial tiene un enfoque adicional.
El Comercio consultó con dos politólogos a fin de conocer sus puntos de vista. La politóloga Kathy Zegarra Díaz sostiene que, si bien Vizcarra obtuvo un nivel alto de aprobación por las normas que fue dictando su Gobierno respecto del control sobre el COVID-19, ese no es el único campo en el que los votantes valorarían su candidatura.
“Su capitalización de popularidad no estuvo solamente en las medidas que había tomado por la pandemia. Claro que buena parte de la población las aplaudió, pero lo mismo había sucedido con otros aspectos de la figura de Vizcarra como presidente, tales como el impulso de la reforma política, sus mensajes y decisiones sobre la lucha contra la corrupción y, por supuesto, la disolución del Congreso. Entonces, Vizcarra tiene ya una popularidad ganada por diferentes temas, lo que hace muy probable una relativización de su actual inconsecuencia frente al virus”, señaló Zegarra.
El politólogo Mauricio Zavaleta Siri coincidió con esa lectura, pero también agregó que resulta complejo exigir que todos los candidatos se alineen a la disciplina del no contacto o del distanciamiento estricto.
“No veo que este tema le vaya a afectar [política o electoralmente]. La popularidad de Vizcarra se basó en tomar decisiones firmes y en generar cambios drásticos. Sobre todo, en la disolución del Congreso, que es cuando su aprobación alcanzó mayor nivel. Otro pico de aprobación se dio con la cuarentena. Pero, ya sobre el cumplimiento de los protocolos en campaña, veo muy difícil esperar disciplina total de todos los candidatos. Es una situación nueva y podría darse que algún partido busque posicionarse políticamente con decisiones de alejamiento de la población u otras formas innovadoras de llegar, pero -por como se hace política en el Perú- veo bastante difícil que algo así suceda”, explicó Zavaleta.
Para la científica social Valerie Paz Soldán Parlette, en general, se entiende que el comportamiento de los candidatos en campaña no ha sido lo suficientemente entrenado ni regulado para el contexto de una pandemia. Sin embargo, indica que toda actividad proselitista donde se flexibilice o ignore el mínimo cuidado frente a contagios puede significar un retroceso en la propia cultura de prevención que se buscó instaurar en cada ciudadano.
“Todos quieren salir y mostrar su relación con el pueblo, ser cercanos, comer en el lugar. Estamos, definitivamente, en una situación única. Pero lo que también es cierto es que ellos modelan, de alguna manera, las conductas de cuidado de la población a la que visitan. Si ellos no se están cuidando o no están tomando las medidas adecuadas, el mensaje es de tomar riesgos sin que importen las consecuencias”, dijo la también investigadora experta en enfermedades infecciosas.
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