Multiplicados pero divididos: la fragmentada izquierda peruana

Quince agrupaciones principales (la mayoría sin inscripción ante el JNE), varias alianzas y separaciones y decenas de personajes que se mueven de uno a otro lado son la tónica usual de la  en los últimos años. Lo antes descrito podría también aplicar a grupos de derecha, aunque, en este caso, los esfuerzos de unión bajo un mismo paraguas electoral son inexistentes.

Tras algunos intentos de unificar candidaturas para esta elección, es el (FA) quien ha congregado al mayor número de movimientos de izquierda (6).

Su candidata presidencial, la congresista Verónika Mendoza, resultó elegida en el 2011 por el Partido Nacionalista del presidente Humala pero renunció en el 2012. Actualmente, integra la bancada Acción Popular-Frente Amplio junto con otros representantes de izquierda como Manuel Dammert y Rosa Mavila. Estos dos últimos pertenecían al colectivo Ciudadanos por el Cambio (CxC) –creado en el 2011 para apoyar a Ollanta Humala– pero cada uno decidió seguir caminos diferentes.

Dammert apoya al FA y llevaría el número 1 de la lista congresal, mientras que Mavila integra la plancha presidencial del Partido Humanista. El candidato presidencial de ese partido es Yehude Simon, aunque, inicialmente, el precandidato fue Hernando Guerra García (hoy candidato de Solidaridad Nacional, partido que no es considerado de izquierda).

“Yo he pedido licencia a CxC porque no me sentía representada por las alternativas electorales. Creo que Verónika representa una medida renovadora, pero le falta experiencia”, explicó Mavila a El Comercio.

Carlos Tapia, otro de los integrantes de CxC, intenta minimizar la ausencia de dicho grupo en estos comicios. “CxC no se definió como un partido político, sino como un colectivo […]. Lamentablemente fracasó y está debilitado”, confesó a El Comercio.

Explica que CxC ha decidido no participar activamente en las elecciones del 2016. “El problema es con [Marco] Arana, nosotros nos llevamos bien con Verónika”, dice el ex vocero del presidente Ollanta Humala.

Marco Arana es el líder de Tierra y Libertad y candidato a primer vicepresidente en la plancha de Mendoza. Su partido es el dueño de la inscripción electoral con la que postulará el Frente Amplio.

“Era mejor haber tenido una unidad por objetivo político y no por inscripción. Pero hay una intención de reconstruir un espacio”, indica Sergio Tejada, quien lidera el Bloque Nacional Popular (BNP), recién sumado al FA.

La inscripción ante el JNE
El BNP de Tejada pertenecía a Unidad Democrática, una alianza iniciada por el partido fonavista (Democracia Directa) a la que se sumó Únete, otro grupo que aglomeraba a varios movimientos de menor tamaño de la izquierda peruana.

Únete surgió con la intención de postular con un candidato propio gracias a la inscripción del Partido Humanista de Yehude Simon. Sin embargo, ante la posibilidad de una alianza con el FA (donde está Marco Arana, quien es crítico de Simon por su participación como primer ministro de Alan García), Únete se sumó al movimiento de los fonavistas.

Los movimientos que se quedaron en Únete, tras el fracaso de las elecciones internas en el partido de los fonavistas, se han plegado ahora al Frente Amplio. Todos menos Patria Roja que, al igual que en el 2011, ha decidido abstenerse en estas elecciones en medio de pugnas internas que han terminado con la expulsión de Gregorio Santos.

El ex presidente regional de Cajamarca, hoy encarcelado, ha logrado convencer a los fonavistas para que lo postulen como candidato presidencial.

Con pocos recursos
Otro de los grandes problemas que ha surgido es el del financiamiento, principalmente porque Salomón Lerner Ghitis–uno de los principales aportantes de Humala en el 2011– no participará en la campaña electoral.

“Salomón está fastidiado por lo que pasó, primero con Únete y segundo con Democracia Directa, donde participó con Ciudadanos por el Cambio. Y el tema pasa no solo por su financiamiento, sino porque él era el contacto con otros empresarios”, refiere otra fuente del FA.

Tapia y Tejada reconocen que el objetivo del Frente Amplio para estas elecciones es pasar la valla electoral (y no perder la inscripción) y, a partir de allí, trabajar en construir un movimiento de izquierda.

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