Diego Chirinos

nos recibe para hablar de las “sensaciones nuevas” que transmite el Gabinete Aráoz y, con cada frase, permite inferir que este obtendrá la confianza del . También sale por un momento de su rol de presidente de dicha institución para responder sobre temas álgidos de su bancada.

—En solo dos meses de gestión ya enfrentó controversias como la de la ley antitránsfugas y la de la cuestión de confianza al Gabinete. ¿Qué evaluación hace de lo sucedido?
Ha sido una etapa corta pero muy rica en lo político. Hubo una cuestión de confianza inédita e histórica. Quedará para el debate académico si corresponde plantearla con una censura ya anunciada. El nuevo ministro de Educación dice que va a continuar las políticas. Entonces, ¿cuál era la materia que estaba en jaque? Pero ambas decisiones están dentro del marco constitucional: la innecesaria e irresponsable decisión de apretar el botón rojo, por parte del ex presidente del Consejo de Ministros Fernando Zavala, y la que finalmente tomó el Parlamento en su mayoría: no otorgar la confianza. Y aprovecho para dejar en claro algo. Yo di una opinión sobre quiénes podrían o no regresar al Gabinete porque eso no está escrito [en la Constitución]. Nadie dijo que estaba prohibido. La decisión es del presidente de la República.

—¿Se pudo evitar la crisis política desencadenada hace quince días?
Por supuesto. El señor Zavala estuvo en esta sala un día antes de plantear la cuestión de confianza. Si el presidente Kuczynski quería hacer cambios [en su Gabinete], se pudo conversar para decir: “Oye, esperemos un poco”. Pero como su propia bancada pedía la salida del primer ministro, él decidió que esta era su mejor forma de salir.

—¿Qué cree que le faltó al Gabinete Zavala para evitar esa situación?
Una visión más política y olfato social en temas como salud y educación.

—¿Y al Congreso?
Cualquier Congreso tiene la obligación de hacer control político. Y este es un Parlamento en el cual, de siete bancadas, seis son de oposición. Es un equilibrio real de poderes. Los gobiernos anteriores tuvieron siempre mayoría en el Parlamento. ¿Qué tan exagerado puede ser el control político? Ahí no hay ninguna medida.

—Entonces, reconoce un exceso en las formas de hacer dicho control.
Lo importante, y todos los partidos tenemos que hacer ahí una autocrítica, es que nuestra gente, cuando haga el control político, tenga un discurso al nivel del Parlamento. Porque en algunos casos el discurso parlamentario no ha estado al nivel. Es bueno que la ciudadanía y sobre todo los políticos vayamos aprendiendo a tener un equilibrio de poder real, que nos obliga a ser responsables. Me refiero a las formas y al estilo.

—¿Apoyaría, como algunos miembros de su bancada, una modificación constitucional para regular si los ministros pueden ser ratificados tras una crisis total de Gabinete?
Hay un vacío por corregir para no usar mal las herramientas constitucionales. Ahorita no es necesario. Podríamos verlo más adelante, pero queda para la academia y que las universidades puedan ir debatiendo.

—Tanto para usted como para la nueva primera ministra, “se cerró un capítulo”. ¿El nuevo Gabinete suple las carencias del anterior?
Al haber un recambio, hay un refresco en sectores que estaban complicados. Aunque creo que si los cambios se daban en 28 de julio, evitábamos esta crisis política. Porque, salvo que haya una situación particular, el nuevo Gabinete suele ser aprobado y tiene por lo menos un par de meses de aire para trabajar antes de pedirle resultados.

—Parece difícil que se le niegue el voto de confianza al Gabinete liderado por Mercedes Aráoz. ¿Es así?
Sí. Hay una buena sensación para recibir la propuesta de la titular de la PCM. Después de una crisis fuerte, evidentemente el Ejecutivo y el Congreso dicen: “Vamos a poner paños fríos de nuevo”. Ahora hay que escuchar [al Gabinete]. Es una oportunidad para que se plantee una propuesta interesante, sobre todo en educación, salud o seguridad ciudadana.

—Hace dos meses el ex ministro Zavala también hablaba de “una nueva etapa” con el Congreso y lo sucedido es historia. ¿Por qué creer que esta vez sí será distinto?
Este es un Gabinete con una visión política –y, ojalá, también social– que no tuvo el otro. Ellos pecaron al no ver que el diálogo es permanente. El Congreso hace su acción de control político cuando tiene que hacerla. Eso no quiere decir que se rompa el diálogo.

—En entrevista con El Comercio, la ministra Aráoz adelantó que espera menos censuras.
Las censuras o las interpelaciones dependerán de las acciones del Ejecutivo. Además la presidenta del Consejo de Ministros, a quien le vuelvo a desear éxito, espera menos censuras y el Parlamento el año anterior solo ha censurado a un ministro. O sea, espera cero censuras. Yo también espero que haya menos censuras, pero si aparece un audio de un ministro como el del contralor o un ministro no reacciona ante la caída de hospitales...

—¿Lo que quiere decir es que espera menos motivos para censurar?
El Parlamento espera menos motivos para censurar, pero al final vuelvo a repetir que no estamos acostumbrados porque en los congresos anteriores se hicieron alianzas para no tener control del Ejecutivo; llámese [gobierno de] Toledo, García o Humala. ¿El resumen? Odebrecht, adendas, OAS. Nosotros estamos obligados a que no exista un nuevo Odebrecht, por eso tenemos que accionar. Entonces, los políticos no debemos asustarnos cuando nos dicen obstruccionistas.

—Para la primera ministra, ciertos sectores quieren que se eleve la tensión y se cierre el Congreso. ¿Coincide con ella?
Hay sectores que quieren un enfrentamiento más duro. Pero confiaba en que el presidente de la República iba a dar un giro para presentar una propuesta [de Gabinete] que va a ser aceptada rápidamente en el voto de confianza. En esa misma línea, confío en que el Ejecutivo no va a caer en el juego de ver si se cierra el Congreso y el Legislativo tampoco. Sería un mensaje negativo. Nuestra democracia se ha asentado cada vez más.

—¿Considera que sería un golpe a la democracia una disolución del Congreso, a pesar de ser un mecanismo constitucional?
Sí, es constitucional. Pero sería innecesario. Lo importante es que ni el Ejecutivo ni el Legislativo escuchen esas voces que tratan de envenenar.

—¿Qué espera del Gabinete en su presentación ante el Parlamento?
Ahí nos vamos a dar cuenta de si el gobierno identificó sus errores para plantear alguna solución.

—¿Cuál es su expectativa en torno al debate parlamentario?
Podemos buscar que el lenguaje vaya de acuerdo a la situación y no usar algunos términos o expresiones que puedan ser más que control político.

—¿Se refiere a menos cuestionamientos personales?
Claro. Cuestionamientos personales, no. Aunque no esperemos que todo el mundo se levante a aplaudir. Seguro algunos van a decir: “Miren los 14 meses que nos hizo perder Zavala”.

—La ministra Aráoz ha señalado que Fernando Zavala podría volver al Gabinete más adelante. ¿Qué le genera dicha afirmación?
No está en este Gabinete, por lo cual podría formar después [parte de] otro. Es decisión del Ejecutivo.

—¿También lo sería un eventual regreso de Martín Vizcarra?
Sí, claro.

—Parlamentarios han cuestionado su designación como embajador en Canadá. ¿Suscribe esas críticas?
No me parece la decisión más institucional. Uno elige a un presidente y a dos vicepresidentes. Si yo postulo como uno de estos, no ando mirando si ya no tengo mucho peso en el gobierno para irme a una embajada. Que alguien diga: “Oye, ya no tienes ninguna cartera, te damos una embajada” lo veo poco institucional.

—Sostuvo en su discurso por los 195 años del Parlamento que “se necesita un Congreso más cercano al pueblo”. ¿Qué falta para tenerlo?
Para empezar, que niños y jóvenes conozcan más de lo que es el Parlamento. Mucha gente dice: “¿Para qué está el Congreso?”. La ciudadanía se entera a través de los medios. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo distinto a las noticias que se generan, que no están mal, pero no son lo que el Parlamento quiere transmitir.

—¿Cree que a eso responde el actual porcentaje de desaprobación del Congreso que bordea el 80%?
Eso tiene cierta incidencia y también estamos repotenciando que los congresistas tengan facilidades para estar más con sus ciudadanos. Nosotros tenemos una semana [de representación] al mes, pero parlamentos como el alemán tienen 15 días.

—¿Eso será suficiente para romper la tendencia histórica de descrédito del Legislativo?
El Parlamento de ninguna parte del mundo es popular. Pero si las noticias que salen son las del ‘comepollo’ o ‘el mataperro’, el esfuerzo tiene que ser dar a conocer otras cosas.

—O evitar que las primeras pasen.
Eso de todas maneras. Y es un tema en el cual los mecanismos de control de los candidatos que llegan al Congreso también deben funcionar.

—Kenji Fujimori acaba de protagonizar un nuevo enfrentamiento con Fuerza Popular al ausentarse de la citación por su proceso disciplinario. ¿Cómo tomó ese hecho?
Si bien no voy a hablar en detalle, tampoco puedo ser ajeno [al tema]. Yo sé qué pasaría si un miembro del Partido Popular en España hace un avioncito con la resolución que le envía su bancada. Los invito a ver cómo ven los medios este tipo de casos [ríe]. Espero que el congresista reflexione sobre la imagen [que está dando].

—Él aduce que, luego de la última modificación del reglamento parlamentario, Fuerza Popular está obligado a ratificar su reglamento interno ante el Consejo Directivo.
Si tiene razón o no, lo evaluará la comisión que ve el caso. Como presidente, me preocupa la imagen que se pueda estar dando sobre procesos que demandan una seriedad a la altura de congresistas de la República.

—Cuestiona la cobertura de la prensa a las reacciones de Kenji Fujimori. ¿También es crítico con los congresistas que opinan sobre estas?
No, porque a los congresistas les preguntan. Por ejemplo, el Partido Aprista presentó un proyecto sobre bicameralidad. Pero cuando el congresista Fujimori habla del tema, llaman a la señora [Luisa María] Cuculiza y le dan cincuenta minutos al señor Jorge Trelles. Al nivel del Parlamento espero que se tome el cauce para que la discrepancia que hay dentro de una bancada la arreglen internamente y lo más rápido posible.

—La fiscalía anunció la decisión de investigar a la lideresa de su partido y a su esposo como parte de una organización criminal dedicada al lavado de activos. ¿Cuál fue su reacción al conocer esa información?
Esto lo digo ya no como presidente del Congreso, sino como congresista o ciudadano. Yo tengo la absoluta certeza de la honestidad de Keiko Fujimori y de todo lo que está alrededor de su proyecto político. Respeto lo de la fiscalía, pero me sorprende que no haya un manejo mucho más prolijo o cuidadoso.

—Las diversas voces críticas desde el fujimorismo no se condicen con el discurso de su lideresa, quien se comprometió a colaborar con las investigaciones. ¿Por qué?
Keiko Fujimori está totalmente dispuesta. La crítica, que es válida porque estamos en un país libre, es hacia la forma y la circunstancia. Casi toda la clase política está cuestionada por la corrupción de Odebrecht. Keiko Fujimori no tiene nada que ver con eso. Entonces, hay una desesperación de un sector para tratar de equiparar la cancha.

—Ese sector tendría que estar infiltrado en la fiscalía. ¿Usted cree eso?
La crítica es al manejo de la información de la investigación [por parte de la fiscalía]. Yo respeto a las instituciones, pero tal vez ese manejo permite que existan sectores que quieran aprovecharse del tema.

—¿Citar a Keiko Fujimori a la Comisión Lava Jato, por ejemplo, no acabaría con las especulaciones?
Es que ese tema, respecto al cual ella ya se puso a disposición, está desinflado. Ya dijo que no se reunió y que no recibió ni un solo centavo de ninguna empresa. Hay que investigar todo, pero siempre hay que tener cuidado con esta idea de querer equiparar.

MÁS EN POLÍTICA...