Héctor Becerril es representante de Fuerza Popular por Lambayeque. (Foto: Congreso)
Héctor Becerril es representante de Fuerza Popular por Lambayeque. (Foto: Congreso)
Jaime de Althaus

Es evidente que el presidente no quiere el diálogo con el presidente del Congreso por la sencilla razón de que si hay diálogo y hay una agenda conjunta, pues no hay crisis política y el pretexto para el pedido de adelanto se desvanece.

Por eso demoró en fijar la reunión y por eso luego de la exitosa reunión en Palacio, el presidente arremetió anteayer contra el Congreso y contra su presidente, al decir que “Esta nueva administración del Congreso hasta la fecha no ha aprobado ni una sola ley”, cuando recién se ha instalado.

La intención de deslegitimar al abanderado del diálogo era clara. Lo que seguramente no esperaba es que le salieran estos involuntarios aliados del ala dura de Fuerza Popular y otras bancadas a proponer toda clase de investigaciones, incluyendo una al discurso presidencial del 28 de julio, a las encuestadoras y a una de las pocas instituciones que está trabajando bien –la Sunedu–, saboteando la política del presidente del Congreso para construir una agenda común y dándole implícitamente la razón al pedido de .

Sin duda Vizcarra debe haberse frotado las manos y de hecho aprovechó esas iniciativas para redoblar ataques al Congreso, que es su método favorito para subir en las encuestas. Por supuesto, la labor de fiscalización no tiene por qué entorpecer un acuerdo de gobernabilidad, que versa sobre una agenda legislativa, pero era evidente la intención de disparar contra el presidente y aquí lo que vale son las percepciones por más que la métrica de la ‘obstrucción’ demuestre que ella ha sido menor en este Congreso que en anteriores.

Por eso el propio , temiendo el naufragio de sus esfuerzos, emitió a las pocas horas un comunicado en el que solicita “a los congresistas priorizar la agenda país que, dentro del diálogo que esta presidencia ha iniciado, junto a la mayoría de los portavoces, estamos concentrados en continuar. El diálogo es nuestra prioridad”.

La llamada de atención era clara.Felizmente fue escuchado por la congresista Janet Sánchez, que acto seguido retiró su pedido de investigar las circunstancias de la aprobación del mensaje presidencial. Lo hizo “en aras de mantener el diálogo y la gobernabilidad que han sido invocadas por el presidente del Congreso y respetando la agenda país propuesta”.

Muy bien. Lo fundamental es mantener las conversaciones, que ya habían avanzado a fijar una agenda de temas que aún hace falta desagregar en proyectos de ley. Ese es el norte del que ni el presidente Vizcarra ni los halcones del Congreso pueden desviarnos si es que no queremos caer en el precipicio de una confrontación catastrófica.

Porque es cierto que “estamos en un contexto de extrema polarización política”, como dijo el miércoles Salvador del Solar. Claro, lo que no dijo es que esa polarización ha sido engendrada precisamente por el proyecto de adelanto de elecciones, y por eso la aprobación a ese proyecto ha caído 14 puntos. La gente ya percibe que es malo y que frena la economía. Y que la manera de desactivarlo es un acuerdo sobre una agenda país al 2021, que es muy fácil de lograr si no existieran ceguera e intereses políticos personales.