Algunas de las voces que llevaron a Ollanta Humala y a Nadine Heredia a la autodestrucción política han venido alentando al presidente Pedro Pablo Kuczynski a que deje abierta la puerta de un escenario eventual: la cuestión de confianza al Gabinete.
El debate político y en redes sociales de esta semana viene girando alrededor de este tema que, por ahora, todavía está en el terreno de las especulaciones. Y por más que la vicepresidenta Mercedes Aráoz y algunos voceros de la bancada oficialista han tratado de bajar el tono y poner las cosas en su verdadera dimensión, la mecha ya está encendida.
La presentación de una cuestión de confianza no pasa de ser una posibilidad construida sobre los andamios de otra posibilidad: que la oposición formalice una moción de censura contra el ministro de Educación, Jaime Saavedra. Aunque al fujimorismo y al Apra no les debe faltar ganas de hacerlo, esto todavía no se ha concretado .
El escenario real sigue siendo este: mañana Saavedra deberá presentarse ante el Congreso para responder por la compra supuestamente irregular de computadoras para su sector y la demora en las obras de los Juegos Panamericanos. Ninguna pregunta está referida a la Ley Universitaria, aunque no está descartado que durante el debate este tema sea sacado a relucir.
Hasta aquí, y más allá de los intereses subalternos que pueda haber detrás de las críticas a la reforma universitaria, la convocatoria a Saavedra podría no haber pasado de ser una mera exhibición de fuerza del fujimorismo.
Pero ahora que la fricción ha llegado a mayores, con pechadas de uno y otro lado, con voceros que se han dejado llevar por la euforia del achoramiento,el desenlace de este tira y afloja resulta incierto.
En un intento por poner freno a los ánimos belicistas, el presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, salió ayer con actitud apaciguadora y reconoció que los ánimos no solo están exaltados en el fujimorismo sino también en el propio gobierno. “Creo que hoy nos toca una actitud más responsable”, invocó.
La otra hipótesis, la de un eventual cierre del Congreso, que se daría bajo el supuesto de que el Congreso censure a dos gabinetes, pone en evidencia que detrás de estos afanes hay mucho más que la simple defensa de un ministro. ¿A quién favorecería esta medida ? Ciertamente, al mandatario no.
Basta ver la curva de aprobación a PPK en los últimos meses para darse cuenta de que a la bancada de Peruanos por el Kambio, actualmente con 17 integrantes, no le iría muy bien en unas nuevas elecciones parlamentarias.
Lo que le toca al Ejecutivo y a sus voceros en las próximas horas es no caer en el juego de las bravatas y la fanfarronada.
La estrategia de golpear al plexo al rival puede ser efectiva para ganar elecciones pero cuando se trata de gobernar, la reflexión debe imponerse a la provocación. Si no, pregúntenle a Ollanta Humala.
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 6 de diciembre de 2016