Ganó "La gran transformación", por Diana Seminario
Ganó "La gran transformación", por Diana Seminario
Redacción EC

En las elecciones del 2011, el plan de gobierno de Ollanta Humala, “La gran transformación”, fue el cuco que espantó a muchos electores, empresarios y analistas. Sin embargo, fue con este programa que Humala llegó a la segunda vuelta y obtuvo una ligera mayoría en el Parlamento. Finalmente le ganó la presidencia a Keiko Fujimori sacando de la manga la hoja de ruta y el compromiso por la democracia. El antifujimorismo jugó un papel decisivo en su triunfo.

El plan autoritario y estatista, el pasado en Madre Mía, sus nexos y admiración hacia Hugo Chávez lo convertían en un candidato que no daba confianza, sobre todo a los empresarios, convencidos de que en un gobierno suyo las inversiones se estancarían. Para los defensores de las libertades, Humala también era un peligro. Juró portarse bien, y ganó.

Si bien “La gran transformación” se quedó en el cajón, vivimos –desde hace buen tiempo– un clima de inestabilidad política que ha generado el frenazo de la economía, aunque desde el gobierno insistan en decir que la ola internacional de desaceleración ya nos tocó. Habría que escuchar más a la calle. La gente de a pie prefiere esperar antes de comprar un auto o un departamento porque “no saben qué va a pasar”. Y a los empresarios les pasa lo mismo.

Y para muestra algunos botones: en el Perú, la inversión privada representa el 21,9% del PBI real y en el 2014 experimentó por primera vez desde el 2010 un comportamiento negativo, al registrar una caída de 1,5%, según el Banco Central de Reserva (BCR). El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo la previsión de crecimiento de nuestra economía a 4% para este año, 1,1 puntos porcentuales menos de lo que pronosticó en octubre pasado.

El Banco Mundial tampoco es optimista respecto a nuestras proyecciones económicas. Su director en el Perú, Alberto Rodríguez, ya lo dijo en este Diario: “Me da un poco de temor que se frene la inversión por el ruido político. Esta desconfianza genera una sensación entre los empresarios de preferir que mejor conviene esperar antes de seguir invirtiendo”. Y fue más allá: “Esa desconfianza, sensación de zozobra que no está en lo económico sino más en lo político, la noto muy fuerte en los empresarios”.

Así estamos. Esta es la realidad y empeora cuando se hacen públicos nuevos escándalos como las millonarias compras inmobiliarias de la madre de la primera dama, o la investigación por lavado de activos a Nadine Heredia, o el uso político de los servicios de inteligencia.

La última denuncia viene del fiscal que estuvo encargado del caso de Heredia, Marco Cárdenas. Según su versión, tanto a él como a su colega Ricardo Rojas los vienen siguiendo desde que se reanudaron las pesquisas a la primera dama. Asegura que fuentes de la DINI lo han alertado.

No fueron las temidas banderas humalistas como las estatizaciones y la economía nacional de mercado las que detuvieron nuestro crecimiento, sino la mala política y la improvisación las que lograron que finalmente triunfe “La gran transformación”.