A 57 días de haberse decretado la emergencia y a punto de contar los 2 mil fallecidos a causa del coronavirus, el presidente Martín Vizcarra anunció el viernes último que la cuarentena se amplía hasta el 24 de mayo. Ahora el toque de queda será a partir de las 8 de la noche y los bancos y supermercados deberán extender sus horarios de atención para evitar aglomeraciones. Pareciera que seguimos sin rumbo para encontrar detener la expansión del virus.
Vizcarra “desandaba” aquello que su gobierno había promovido. Cuando se decretó el toque de queda durante las primeras semanas de la emergencia, este regía desde las 8 p.m., luego se bajó a las 6 p.m. y se animó a los bancos y supermercados a que cerraran más temprano para dar tiempo a que sus trabajadores se movilizaran a sus casas.
Mientras se reducían las horas de atención en los bancos, se desembolsaba el pago de los bonos que los ciudadanos tenían que ir a cobrar precisamente ¿dónde?... en los bancos.
Casi dos meses después se entendió que los mercados y los bancos son focos de contagio. Pero el “irresponsable pueblo peruano es el culpable del avance del virus”… Ya sabes: “La salud está en tus manos”, te lo dice este gobierno en un claro intento de lavarse las manos. Aunque suene a trabalenguas.
Entretanto, los médicos se contagian y se mueren. Ellos, junto con las enfermeras, se ubican en la primera línea de batalla. Según el ministro Víctor Zamora, 1.500 trabajadores de salud se han contagiado de coronavirus.
En entrevista con radio Exitosa, le preguntaron al ministro por los médicos en provincias que piden ser trasladados con urgencia a Lima. Zamora respondió: “Ahí tenemos algunas limitaciones en términos de lo ético y lo logístico: hemos acompañado el esfuerzo del Colegio Médico para trasladar a los profesionales de la salud pero desde el punto legal, desde el punto de vista constitucional, todos los profesionales son igual de ciudadanos que el resto de nosotros. Entonces las decisiones éticas por las que se traslada a uno u otro son muy difíciles de tomar”.
Si bien Zamora hizo la salvedad del Colegio Médico y de la disyuntiva “ética”, hay que decir que aunque todos somos iguales ante la ley, en este caso los médicos requieren de atención inmediata por ser los combatientes de esta guerra, y ellos más que nadie quieren volver al campo de batalla para seguir salvando vidas. No solo son distintos, sino que cumplen una labor excepcional.
Mientras la enfermedad avanza, la burocracia se contagia del virus de la indiferencia. Nos referimos a Susana Villarán, cuya libertad se decretó el 30 de abril y hasta la fecha sigue en el penal con grave riesgo de contagiarse de COVID-19. Es hora de que la exalcaldesa se vaya a su casa y no directamente a una clínica como paciente de coronavirus, como ha pasado con Jaime Yoshiyama tras su excarcelación.
Que nuestra atención por detener el virus y no contagiarnos no nos vuelva inmunes a la empatía.
P.D.: Vizcarra debe convocar a profesionales competentes y de consenso para reemplazar a Vicente Zeballos en la PCM. Pongo otro nombre: Carlos Neuhaus. Él sería una excelente carta para estos tiempos.
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