Los únicos que ganan con las guerras son los vendedores de armas. En el caso de las guerras políticas, los que se benefician con ellas son aquellos que se ponen de costado, los que promueven la pelea y meten carbón, pero nunca se involucran directamente con alguno de los dos bandos, los agoreros de futuros alucinados y los generales del día siguiente.
La confrontación política entre el oficialismo y Fuerza Popular ha cobrado hasta el momento una baja en el gobierno, pero ha dejado heridos tanto en el Ejecutivo como en el fujimorismo.
Queda por un lado la percepción de un gobierno titubeante, con un presidente que creó expectativas en un sector al deslizar la posibilidad de plantear una cuestión de confianza. Al no hacer caso de este pedido, el mandatario transformó a ‘incondicionales’ defensores en furibundos críticos.
La percepción que dejó la otra parte es la de una oposición abusiva. El desempeño de Fuerza Popular durante la interpelación y posterior censura al ex ministro Jaime Saavedra no ha sido bueno para las aspiraciones políticas de Keiko Fujimori. Intervenciones como las de Héctor Becerril o el irreconocible Luis Galarreta tendrán un efecto más nocivo en la imagen de la ex candidata que cien marchas en su contra.
Desde hace unos días las encuestas, a las que todos atacan pero de las que todos se guían, han empezado a mostrar que las broncas ya están pasando la factura. Las caídas en la aprobación del presidente, la lideresa de la oposición y los poderes del Estado fueron de la mano con el nivel de los enfrentamientos.
En medio de este clima bélico surgió la semana pasada la propuesta de una suerte de armisticio prenavideño lanzada por el cardenal Juan Luis Cipriani. El hecho de que Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori se hayan sentado ayer a dialogar fue recibido como una señal positiva, salvo por aquellos que siempre buscan pescar en río revuelto.
Con seis meses de retraso, tuvimos ayer la imagen de ambos dándose la mano e incluso un beso, una escena que debimos ver en junio de este año, al final de la segunda vuelta.
Es bastante dudoso que en la cita, que duró aproximadamente una hora, se hayan trazado lineamientos de gobernabilidad o adoptado acuerdos políticos a largo plazo. Los detalles de los temas abordados en la conversación se desconocen y solo los saben los tres interlocutores. Lo de ayer ha sido simplemente un gesto político, un romper el hielo y un intento por limar asperezas.
Durante su declaración a la prensa, Keiko Fujimori se dirigió a Pedro Pablo Kuczynski como el presidente de la República y enfatizó que Fuerza Popular fortalecerá la democracia y respetará el orden constitucional, acotación pertinente pero que deberá ser refrendada con el accionar futuro de su grupo parlamentario.
La reunión de ayer apunta más a un alto el fuego temporal que al inicio de un acuerdo de paz definitivo. Pero de lo que no cabe duda es que la asfixiada gobernabilidad del país necesitaba con urgencia ese tanque de oxígeno.
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Congreso de la República clausuró primera legislatura 2016-2017 ►https://t.co/O9D5DTEGS2 pic.twitter.com/FT1yJbGvam— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 20 de diciembre de 2016