Un hombre de 62 años, de espesa barba entrecana y con la bandera nacional como capa, culminó el sábado una histórica y simbólica marcha de más de 300 kilómetros en siete días, bajo huelga de hambre y con miles de guatemaltecos respaldando su recorrido en contra de la corrupción en Guatemala. Seguidores de centroamericano se organizaron a través de Facebook para acompañarlo en parte de su recorrido.
La travesía de Oswaldo Ochoa, sin antecedentes en la historia política y social reciente del país, empezó el domingo pasado en el departamento de Quetzaltenango, situado en el oeste del país, y culminó este sábado frente al Palacio Nacional de la Cultura, en el centro de Ciudad de Guatemala.
Su llegada a las puertas de la antigua sede del gobierno este mediodía fue celebrada por una multitud, quienes aplaudieron la protesta de Ochoa contra al menos una docena de supuestos actos de corrupción descubiertos en los últimos tres meses.
Los últimos metros antes de llegar a la meta simbólica fueron adornados con una alfombra verde con flores, creada por una mujer mayor en reconocimiento a su esfuerzo y lucha social, que motivó que se abriera una página en la red social Facebook llamada "Marcha de la dignidad con #ElCaminante".
En el evento de Facebook se han subido fotos del “caminante” y se observan informaciones acerca de él y su recorrido. También se colocó su itinerario.
Al llegar, el denominado "caminante" por los medios locales hizo una oración y se acostó con la vista frente al cielo, rodeado por los guatemaltecos que acompañaron su llegada.
Con la bandera a la espalda y un sombrero que lo acompañó casi siempre, Ochoa culminó un recorrido de más de 300 kilómetros que en ocasiones se completaron caminando y que en otros momentos cumplió en su bicicleta.
La jornada del sábado tuvo como primera escala la embajada de Estados Unidos en Guatemala.
Ochoa, con un micrófono en mano, recordó la intervención de Estados Unidos en la caída del Gobierno de Jacobo Árbenz, en 1954, y le solicitó a la nación estadounidense que no intervenga en los conflictos del país centroamericano.
Las siguientes estaciones fueron la Corte Suprema de Justicia y el Congreso, dos poderes del Estado frente a los cuales Ochoa sacó un tambor para hacerlo sonar, acompañado de otra persona que tocó una trompeta.
Durante los siete días de viaje, el caminante aseguró solo haber tomado jugo de naranja y agua de coco, lo que le representó perder considerablemente de peso.
Ochoa relató que además de dedicarse a la venta de productos tradicionales, también practica artes marciales, y que el deporte le permitió contar con la condición física necesaria para llevar a cabo su marcha.
"Prometo ante Dios que no me he comido ni un pedazo de tortilla", dijo frente al Congreso. "En este edificio nos han engañado", añadió.
La aventura del comerciante tenía como principal objetivo exigirle la renuncia al presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, cuyo Gobierno se vio sacudido por los escándalos de corrupción, incluido uno en el ente recaudador de impuestos que terminó por costarle el puesto a su vicepresidenta, Roxana Baldetti.
Uno de los acompañantes de Ochoa en el tramo final fue Bernardo Silva, un manifestante que junto a otras personas se encadenó en el Palacio Nacional de la Cultura exigiendo la renuncia de la vicepresidenta, que finalmente se concretó el 8 de mayo.
(Fuente: EFE)
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— El Comercio (@elcomercio) junio 21, 2015
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