Jackeline Peralta Villar (23 años), peruana que radica hace 5 años en Francia – París.
Francia – París. 9:30 p.m. Es viernes 13 de Noviembre y me retiro de mi centro trabajo, ubicado en la cuadra 4 de la Rue Oberkampf, a 100 metros de Bataclan. Sí, el mismo lugar en donde un grupo de yihadistas del Estado Islámico interrumpieron el recital de rock de los Eagles of Death Metal para disparar con fuerza ciega a los asistentes al recinto.
Normalmente voy hasta Oberkampf-Richard Lenoir (Boulevard Voltaire) - a un minuto de donde se desató la desgracia - para tomar mi bus. Pero este día el destino caprichoso quiso que enrumbara mi regreso a casa en el metro de Oberkampf (a cinco minutos de mi trabajo).
Si de verdad hubiera querido ir en bus, me hubiera topado con este grupo de rebeldes y – tal vez – no hubiera podido estar contando esta historia…
Son las10:05 p.m. y sentada en el sofá de mi hogar prendo el televisor y me doy con la sorpresa de que un atentado se desató en las zonas aledañas a mi centro de trabajo, por donde transité, por donde ahora es un cementerio.
En esos instantes, junto a Mario, mi novio, recibimos los cientos de mensajes por las redes sociales (principalmente Facebook) que realizaron nuestros amigos, que – preocupados – nos preguntaban cómo estábamos.
Gracias a Dios, vivimos.
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AL DÍA SIGUIENTE…
Son las 04:00 p.m. El comercio no se paraliza en París y hay que ir de nuevo a trabajar. Es un sábado soleado y triste a la vez.
La gente está amontonada en el metro. Pese a ello, logro subir con éxito. Adentro se respira miedo y la gente ya ni siquiera socializa.
Luego de pocos de minutos, el vehículo no se paraliza en la estación que corresponde y todos bajamos con la mirada firme, con actitud defensiva y temerosa.
¿Otro atentado?, se preguntaban algunos pasajeros. No, todo se trataba de una desviación, y hay que caminar más de lo normal para llegar a nuestros destinos.
Pasos más adelante nos topamos con la mirada reacia de los policías y militares de Francia, que con su presencia imposibilitan el acceso a las zonas limítrofes a Bataclan, debido que la policía científica analiza la escena del crimen.
Ya en el trabajo nos enteramos de que dos de nuestros compañeros permanecieron encerrados por más de ocho horas en los bares cercanos a Bataclan (Francia – París), a modo de seguridad. Sus familias, por varias horas, los dieron por muertos.
El pánico continúa…
Las calles de París están inundadas de flores, principalmente en la Plaza de la Republica. Mucha gente ha perdido el control y la palabra solidaridad se apagó junto a la Torre Eiffel.
Se siente el miedo en las calles de París. Sales y solo esperas que no te pase nada.
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— El Comercio (@elcomercio) noviembre 16, 2015
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