No es uno, ni dos, ni tres videos: las redes sociales están saturadas de escenas donde influencers recomiendan una peculiar experiencia que parece sacada de una película futurista. La aplicación de vitaminas intravenosas, un procedimiento que ellos mismos aseguran puede “dejarte como nuevo”. La narrativa siempre es la misma: promesas de energía, piel radiante y una sensación de renovación total, todo mientras se graban deslizando filtros que suavizan sus rostros naturalmente imperfectos. Pero detrás de esta tendencia, que se presenta como un símbolo de modernidad y bienestar, se esconde una práctica que, sin supervisión médica, puede ser peligrosa.
La pregunta no es solo cómo, sino por qué este procedimiento, aparentemente delicado, ha ganado tanta popularidad. La respuesta está en la combinación de factores como el inicio del verano, las resoluciones de Año Nuevo y la cultura de la inmediatez, es decir, se buscan resultados rápidos y si le funcionó a uno, puede funcionarles a todos, un pensamiento peligroso según especialistas. Esas fechas son un terreno fértil para promesas de desintoxicación y reinicio físico. Así, la industria de vitaminas intravenosas, cuya efectividad a manos de un médico profesional sí puede ser muy provechosa, se presenta como una promesa de bienestar moderno, ofreciendo soluciones rápidas a quienes buscan transformar su cuerpo desde el interior. Pero detrás de la estética y las promesas relucientes, se ocultan riesgos reales si son recomendados y comercializados por quienes ignoran los principios de la salud y por quienes prefieren un “me gusta” a una consulta médica.
¿Buenas o mala idea?
Tras el glamour de las historias de Instagram se esconde un debate médico que divide opiniones y, en ocasiones, pone en riesgo la salud de quienes siguen estas tendencias sin precaución. Las vitaminas intravenosas, promovidas como un atajo hacia la vitalidad, se han convertido en un fenómeno que levanta alarmas entre los especialistas no porque estas necesariamente sean malas, sino que, por lo contrario, son ofrecidas sin la prescripción de un especialista.
Aparte de ello, médicos especialistas recomiendan que, si no existe una deficiencia, no es necesario la aplicación de estos suplementos, ya que fácilmente, estos podrían obtenerse con una dieta equilibrada.
El debate cobra especial relevancia con la llegada del verano y el inicio del año nuevo, época en la que las personas buscan renovar su imagen y optimizar su salud para enfrentar los desafíos del próximo ciclo. Las redes sociales se llenan de promesas de “detox” y “reset” corporal, y los negocios que aplican las vitaminas intravenosas aprovechan esta necesidad de reinvención para ofrecer tratamientos que aseguran energía, piel radiante y bienestar general. Sin embargo, el costo de estas decisiones podría ser más alto de lo que parece.
Para el Dr. Oscar Calderón Llosa, médico alergólogo de la Clínica SANNA el Golf, la respuesta es clara.
“Todo medicamento debe administrarse bajo indicación y vigilancia médica especializada. El paciente debería saber ‘¿por qué se está aplicando esa vitamina?’, ¿qué deficiencia vitamínica tiene y qué síntomas le produce?”.
“Todo medicamento debe administrarse bajo indicación y vigilancia médica especializada".
Dr. Oscar Calderón Llosa, médico alergólogo de la Clínica SANNA el Golf.
Para él, si bien los tratamientos vitamínicos intravenosos pueden ser útiles en casos específicos, como deficiencias confirmadas, aplicarlos sin un diagnóstico previo y sin la mirada de un profesional de la salud, podría tener consecuencias graves.
“Cualquier sustancia es capaz de producir reacciones alérgicas en personas que genéticamente están predispuestas, pacientes con antecedentes de asma, rinitis, alergia a medicamentos, dermatitis atópica, urticaria y/o angioedema, se podría decir que tendrían mayor riesgo de producir reacciones de hipersensibilidad a estas sustancias. Las reacciones pueden presentarse a los pocos minutos o a las horas desde la administración, podrían presentar desde picor de piel, ronchas, hinchazones de labios/ojos, hasta dificultad respiratoria, con pérdida de conciencia”, advierte.
El exceso se va en la orina
En el otro extremo del espectro está Katherine Cántaro, docente de Nutrición de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), quien pone énfasis en la alimentación como primera línea de defensa.
“Hablando específicamente de la vitamina C, nuestro cuerpo puede cubrir sus necesidades diarias a través de una dieta balanceada. Consumir frutas, verduras, granos y semillas, especialmente frutas cítricas, pimiento, espinaca, lechuga, tuna, kiwi, entre otros, suele ser suficiente. Dos o tres raciones de frutas y verduras al día bastan para satisfacer el requerimiento”, explica.
Su postura es contundente: la mayoría de las personas no necesita suplementos intravenosos si llevan una alimentación básica y adecuada.
“Si bien se han identificado beneficios en el uso de vitaminas inyectables, estos suelen estar enfocados en casos específicos, como en procesos de cicatrización, desinflamación de heridas quirúrgicas o en el manejo de ciertas patologías oncológicas. Sin embargo, en personas que pueden cubrir sus requerimientos mediante la alimentación, no es necesario recurrir a este tipo de suplementación”, resalta.
Y es que el problema radica en cómo esta práctica se ha popularizado gracias a los influencers, que son contratados por centros de estética y bienestar que prometen milagros con precios altos, pero con una efectividad comprobada por los mismos creadores de contenido, que son invitados a sus sesiones. Ellos, por ejemplo, no te cuentan que el exceso de una vitamina puede ser eliminado a través de la orina, algo que nutricionistas conocen a la perfección.
“Cualquier exceso de vitamina C, incluso de pastillas efervescentes, es eliminado por el cuerpo a través de la orina”, señala la especialista.
“Cualquier exceso de vitamina C, incluso de pastillas efervescentes, es eliminado por el cuerpo a través de la orina”.
Katherine Cántaro, docente de Nutrición de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Si esto podría ocurrir en centro de estética, el panorama se oscurece más cuando estos procedimientos son ofrecidos a domicilio, por técnicos que tienen conocimiento de aplicación de inyectable, pero desconocimiento absoluto en las graves consecuencias de introducirse elementos a través de las venas del cuerpo.
Riesgos intravenosos
El auge de las aplicaciones de vitaminas intravenosas también pone en evidencia una preocupante desconexión entre los profesionales de la salud y la sociedad actual. Las redes sociales han reemplazado al consultorio como fuente de información para muchos jóvenes, convirtiendo la popular consulta de un paciente a su médico sobre los riesgos de una intervención en un recuerdo de una práctica realizada por nuestros ancestros más cercanos.
“El consumo de vitaminas no prescritas por un médico, pero recomendadas por influencers o creadores de contenido, puede tener riesgos significativos, como la hipervitaminosis”, señala Cántaro.
“En el caso específico de la vitamina C, su exceso puede provocar molestias como diarrea, náuseas, cólicos estomacales, acidez, dolores de cabeza, enrojecimiento de la piel, fatiga, somnolencia e incluso la formación de cálculos renales”, advierte.
Las promesas de energía instantánea y piel radiante son tentadoras, pero omiten los riesgos asociados, como señala el Dr. Calderón Llosa.
“La mayoría de medicamentos tienen mejor vía de absorción cuando es por la vena, actúan más rápido, y también podrían ser más riesgosas si la persona sufre un efecto adverso o una reacción alérgica”.
“La mayoría de medicamentos tienen mejor vía de absorción cuando es por la vena, actúan más rápido, y también podrían ser más riesgosas si la persona sufre un efecto adverso o una reacción alérgica”.
Dr. Oscar Calderón Llosa, médico alergólogo de la Clínica SANNA el Golf.
Uno de los riesgos de esta práctica, entonces, no es la aplicación de vitaminas intravenosa, sino más bien, la automedicación con suplementos de dudosa procedencia, ofertados sin ninguna impunidad por personas que no son profesionales de la salud.
“La automedicación y la compra de suplementos de dudosa procedencia también representan un riesgo. Esto no solo aplica a los suplementos vitamínicos, sino también a aquellos con nombres herbáceos que prometen múltiples beneficios para la salud, pero que carecen de respaldo científico. Por ello, es fundamental que cualquier suplemento sea recomendado por profesionales de la salud”, alerta Cántaro, quien insiste en la necesidad de que cualquier suplemento sea recomendado por un profesional y no por opiniones en redes sociales.
La opción natural
Finalmente, el inicio del verano también trae consigo una mayor preocupación por la apariencia física y como, por lo general, la rapidez es más atractiva que el sacrificio, centros de estética, influencers nutricionales y cualquier individuo con interés de lucro, ofrece vitaminas intravenosas apelando a este deseo de “brillar” durante las vacaciones.
Los mensajes publicitarios prometen vitalidad y rejuvenecimiento, pero rara vez mencionan que, para la mayoría de personas, una alimentación variada es suficiente para lograr esos mismos beneficios.
“No es necesario recurrir a suplementos para cubrir nuestro requerimiento de vitamina C, ya que este puede ser satisfecho completamente a través de la alimentación”, puntualiza Cántaro.
“No es necesario recurrir a suplementos para cubrir nuestro requerimiento de vitamina C, ya que este puede ser satisfecho completamente a través de la alimentación”.
Katherine Cántaro, docente de Nutrición de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Quizá la verdadera pregunta no sea si estas vitaminas son efectivas o peligrosas, sino ¿por qué sentimos la necesidad de recurrir a ellas? En un contexto en donde la productividad y la imagen lo son todo, detenerse a analizar qué necesitamos realmente puede ser el primer paso para tomar decisiones informadas.
Mientras tanto, el mensaje de los especialistas es claro: más ciencia y menos likes.
“Sí recomendaría tratamientos vitamínicos específicos, siempre y cuando sea bajo vigilancia y seguimiento de un especialista en salud”, resalta Calderón.
En el fondo, las vitaminas intravenosas son una herramienta más en el vasto arsenal de la medicina moderna, capaces de marcar la diferencia en contextos clínicos bien definidos y bajo la mirada atenta de un especialista. Pero fuera de este ámbito, cuando su uso responde más a impulsos dictados por la publicidad o la aprobación digital, se corre el riesgo de confundir el verdadero bienestar con un espejismo.
Tal vez, el problema no sea el goteo que entra por las venas, sino el vacío que intentamos llenar con cada sesión. En un mundo donde el brillo instantáneo y la inmediata parecen ser las últimas metas, olvidamos que la salud es un equilibrio que no se logra en minutos ni con un filtro de Instagram. Es un compromiso constante con nosotros mismos, con lo que comemos, cómo nos movemos y, sobre todo, cómo descansamos y este cuidado solo requiere atención, paciencia y una guía confiable, no uno que acumule seguidores, sino uno que entienda el arte y la ciencia de cuidar vidas. Porque, al final, la verdadera revolución no está en una aguja, sino en volver a lo esencial.
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