-“Te lo encargo mucho. Si se asusta y llora, me lo devuelves rápido. ¡Estaré ‘mosca’!”-.
- “¿Qué cosa? ¡Qué se va a asustar! Le doy su pelota y va a estar feliz. Lleva el fútbol en la sangre”-.
La primera inquietud es de Petronila Gonzales ‘Peta’, quimbosa madre y muy vinculada al fútbol desde sus antepasados. El segundo personaje que interviene es José Gonzales y hay que destacar el segundo apellido de ambos –Ganoza-, para contextualizar este cuadro familiar del 17 de febrero de 1985.
Hablaban de Paolito, el bebé de 13 meses de nacido que debutaría esa tarde-noche con la blanquirroja al pecho en el Estadio Nacional. Eran minutos antes de las 6:00 p.m. y el tío ‘Caíco’ –padre de tres niñas- veía en el hijo de su hermana ‘Peta’ a su esperanza y al heredero deportivo. No se equivocaría con los años. Pero ese domingo estaba más preocupado por agradar al entrenador Moisés Barack en el amistoso contra Bolivia, ya que las Eliminatorias para México 86 contra Argentina, Venezuela y Colombia venían galopantes.
En sus brazos, Paolo llegó hasta el centro del campo. La selección se fue ordenando para ser retratada: Leo Rojas, Chirinos, Velásquez, Requena, Adriazola, Eugenio y Caíco; abajo Lobatón, Malásquez, Franco y Oblitas; pero antes el ‘Ciego’ intervino. “Trae a mi sobrino, tú eres muy feo y él está bonito”, habría dicho el formidable alero izquierdo bimundialista.
Oblitas y ‘Caíco’ eran grandes amigos. Unas semanas antes de la triste desaparición del avión de Alianza Lima en el mar de Ventanilla en 1987, el golero fue a visitar la concentración de la ‘U’ en el ‘Lolo Fernández’ y charlaron mucho en la habitación. Esto no era lógico ni usual, pero para el ‘Ciego’ ese acto inexplicable “fue como una despedida casual. Nunca más lo volví a ver”.
Y en efecto, Paolo se acomodó debajo de Juan Carlos y al lado del ‘Chino’ Pepe, legendario utilero nacional que siempre vestía de morado en homenaje al Señor de los Milagros. Y tal cual había sido el presagio de ‘Caíco’, a la mascota de poco más de un año de edad le dieron una pelota y se obtuvo una clara expresión de alegría. Clic.
Gonzales Ganoza cargó al chiquitín y salió a buscar a ‘Peta’. Paolo ya había cumplido y quedaría para la posteridad en un cuadro que permanece en la casa de la madre entre sus tesoros de mayor importancia. Hoy en día, 33 años después, la presencia de ese Guerrero en pañales en dicha fotografía resulta más trascendental en la historia que los tres goles que hiciera Franco Navarro a los bolivianos (3-0) ante unos 8 mil espectadores. Habíamos alumbrado un crack.