"Me preguntaste si alguien me había violentado alguna vez, como en la película". Lee la columna de Luciana Olivares. (Ilustración: Kelly Villarreal / Somos)
"Me preguntaste si alguien me había violentado alguna vez, como en la película". Lee la columna de Luciana Olivares. (Ilustración: Kelly Villarreal / Somos)
Luciana Olivares

Como es tradición, nos fuimos a ese viaje madre e hija que hacemos desde hace diez años, solo las dos. Me traigo muchas fotos en el teléfono, pero sobre todo muchas imágenes en mi mente. Entre ellas, las carcajadas, como cuando se me cayó el chicle de la boca o cuando te conté mis historias de soltera y sin compromiso, con tus preguntas sin filtro y sin que ninguna de las dos se sonroje. Pero si tengo que elegir una de esas imágenes, es aquella cuando fuimos al cine a ver . Apenas acabó la película, nos miramos, nos dimos la mano y comenzamos a llorar. Nuestras lágrimas no eran de tristeza, sino de rabia, de emoción, de adrenalina. Sobre todo porque antes de pararnos de las butacas y aún con la luz apagada, me dijiste dos frases que no olvidaré: “qué orgullosa estoy de ser mujer, mamá” y “qué impotencia siento”.

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Mientras caminábamos tarareando Toxic, de Britney Spears, me agarrabas fuerte la mano y comenzaste a desmenuzar lo que acabábamos de ver. Noté en tus palabras miedo: “No quiero cruzarme con chicos así de malos, mamá”, “qué suerte tuviste de conocer a mi papá y luego al tío”. Yo aproveché la viada, hija, para recordarte que no es suerte: es aprender a escoger bien. Te conté de esos chicos que fueron pésimas parejas, de los que me enganché por culpa, inseguridad, miedo y todas sus derivadas. Como de ese que prácticamente me dijo que, si lo dejaba, lo encontraría en un basural y cuando finalmente terminamos siguió su vida vivito y coleando. Me preguntaste si alguien me había violentado alguna vez, como en la película, y te conté de mi primera vez y cómo no recuerdo nada de esa noche porque todo pasó mientras yo había tomado mucho.

Pero te conté que tú también puedes ser violenta contigo misma si no te amas lo suficiente para escoger a alguien que te fascine en todo sentido y no te conformes con lo que está en promoción. Pero, ¿sabes? Me sentí contenta de saber que mis buenas decisiones son los referentes que hoy te rodean y que tengas clarísimo lo importante que es tener a tu lado a alguien que te respete, te admire, te cuide.

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Seguíamos con la película demasiado adentro y decidiste buscar más información apenas llegamos al hotel. Te veía devorar todos los hashtags alusivos a la película, con esa hambre que solo los apasionados tienen. Tuve que disimular que tenía el pecho inflado de orgullo (menos mal que estaba con una chompa bien ancha). Descubriste algo interesante con respecto al casting: todos los galanes de Casandra, la protagonista, son actores que han interpretado a los típicos chicos buenos de series y películas gringas. Esto fue a propósito porque la historia quiere evidenciar que no solo los chicos con pinta de malos pueden violentar a una mujer, sino esos lobos con piel de cordero. Así que si bien no hay que estar “noica”, hay que estar alerta. Yo te decía que me parecía raro que hubieran aceptado tan feo papel y tú me decías que eso los mostraba no como hombres que defienden nuestra causa solo con hashtags, sino con hechos.

Luego fue el turno de ‘stalkear’ a la directora, quien acaba de ganar un Óscar al mejor guion original por esta película. Ella contaba cómo hemos normalizado por años el sexo sin consentimiento, y cómo el agresor muchas veces utiliza como excusa que la mujer estaba alcoholizada. Después nos quedamos un buen rato reflexionando sobre la salud mental, el tesoro más grande que tenemos que cuidar, porque sin esta solo somos zombies pululando por la vida. La protagonista de la historia era esa zombie, siempre vestida de colores pastel y modelos a lo Forever 21, esa tienda para chibolas que tanto te gusta, a pesar de que ya estaba en sus treintas. Entendimos cuán importante es el diseño del vestuario para construir un personaje, que en este caso se había quedado suspendido en el tiempo, rodeado de golosinas y lazos rosados en el pelo. Finalmente hablamos de la amistad, porque Promising Young Woman es también una película sobre el amor entrañable entre amigas, sobre real sororidad o la absoluta falta de ella. Quizá por eso quisiste llamar a tus amigas a recomendarles la película, pero advirtiéndoles que la película duele y por eso cala tanto. //


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