Apurímac: un recorrido alternativo y cómo llegar a la “aldea de los duendes andinos”

Con rocas que asemejan hongos descomunales de más de ocho metros de altura, el bosque de piedra de Pampachiri –coloquialmente conocido como el bosque de las ‘casas de los pitufos”– nos recibe en el distrito del mismo nombre, a tres horas de la capital de Apurímac. Esta planicie de más de 60 hectáreas alberga estas formaciones, resultado de las erupciones de los volcanes Qarwarasu y Sotaya.

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La mejor forma de conocer sus diversas formas de animales, humanos y plantas es tomando una ruta de trekking por la zona. Eso sí, no olvide que la altura es de 3.600 m.s.n.m., por lo que es mejor ir a paso lento para evitar el soroche. Una botella de agua y zapatillas o botines antideslizantes también son recomendables, pues el lugar es resbaladizo.

A media hora de allí se encuentra la laguna Pacucha, con aguas azules y una temperatura de entre 16 y 19 grados centígrados, perfectas para un chapuzón. Aquí se pueden realizar actividades como un paseo en bote, una ruta a caballo o en bicicleta, mientras disfruta del paisaje de altura. Ya de vuelta en el pueblo de Pampachiri, podrá visitar su iglesia, San Cristóbal, cuyos cimientos tienen como fecha 1613, por lo que es reconocida como una joya de la arquitectura andina colonial. Partiendo desde su plaza, aproximadamente a un kilómetro, se ubica la cascada de Pumachaca, salto de agua en el que también vale la pena refrescarse.

Aclimatados y frescos, nos enrumbamos hacia el complejo arqueológico de Sóndor, ubicado a 30 minutos de Andahuaylas, en el distrito de Pacucha. El recorrido por sus ocho terrazas artificiales no tiene pierde. La entrada a este recinto tiene un precio de dos soles.

Sin duda, las zonas aledañas a la ciudad donde nació el gran José María Arguedas, hace más de 110 años, son un destino poco explorado, que merece la pena empezar a valorar. //