El inolvidable clásico de Ibáñez en 1999 en Matute. FOTO: Archivo El Comercio.
El inolvidable clásico de Ibáñez en 1999 en Matute. FOTO: Archivo El Comercio.
Miguel Villegas

El arquero que celebra campeonatos en la cancha, con la tribuna, el que sale en las fotos tan ganador y humilde como ninguno. Y ahora, esta noche de agosto del 2019 -tu agosto y el de tantos como tú- eres también el señor ejemplo que recibe el aplauso de adultos a los que hiciste feliz de niños. Has escrito una crónica sobre uno de los episodios más felices de tu vida como futbolista -el histórico bicampeonato en Matute- para un libro que te emocionó desde el primer minuto y ahora, cuando un adolescente que casi no te vio atajar te pide una firma, una selfie, un saludo para sus patas del colegio, te escondes, para que nadie te vea quebrar.

Ese eres tú, Óscar, el que agradece a la popular con los brazos en alto, el que nunca dice "yo no voy" a ninguna actividad en beneficio de la 'U', el hombre que a los 40 años siguió peleando el puesto con el entusiasmo de un juvenil. Ese eres tú, Óscar, el arquero más ganador de los últimos 30 años, que en 2008 volvió para ser suplente de Raúl Fernández, solo para aplaudirlo. No sé si todos saben la historia pero hoy que es el día de tu cumpleaños, voy a contarla. Era verano, no querías salir de Lima y sí, deberías confesarlo algún día, esperabas la llamada de la 'U'. La vida era esos instantes que pasan entre las veces que uno mira si vibra o no el teléfono celular.

Cuando se dio no fue una decisión fácil. A nadie le gusta ir al banco, sobre todo si tienes más de 500 partidos en Primera, si cuentas 12 títulos en la carrera (13, perdón, sumemos el Apertura 2008 con Gareca), si eres el único portero peruano que ganó dos títulos internacionales a River y a Boca en menos de un año, con la camiseta de Cienciano de Cusco. 

Cualquiera pudo decir no. Que "gracias presidente, pero si no juego, no sé; espero otra oportunidad y gracias por todo". Y entonces apareció tu grandeza. Aceptaste el nivel fabuloso de Fernández, el mejor arquero de ese Apertura, o digo bien, lo alentaste, le enseñaste e incluso te animaste a darle algún consejo. Una vez me dijiste que el más feliz por su progreso eras tú y te creo. No me lo contaron, lo vi, todas las mañanas en el Monumental. Al final, fue misión cumplida: diste la vuelta olímpica del Apertura de la mano de Martín, tu hijo mayor.

En la distancia con el 'Puma' no me gustaría detenerme porque a José Luis es imposible no quererlo. Compararlo con Ibáñez es como elegir entre un gol en clásicos o un tanto por el título: ambos cumplen con el objetivo de hacerte feliz. Un gestazo de Carranza sería buscarlo, alguna vez, disculparse por los excesos de los últimos años y volver a ser amigos. La respuesta de Ibáñez debería llegar acorde a su perfil bajo y cero polémico. Que diga que como el 'Puma' no habrá otro y listo.

Cumple hoy 52 años Óscar Manuel Ibáñez Holzmann. En esta semana de fiesta, has vuelto a sentir cómo te quiere la gente, ahora en tu inédita etapa de escritor, y esta noche de agosto en que le contaste a tus hinchas por qué decidiste contar ese pedazo de tu historia, te vas como siempre: con los brazos en alto y la voz quebrada. Una postal para los nostálgicos. Otra postal de la 'U' campeón de todos los tiempos.

-Extracto de Los secretos del Tricampeonato en Matute-
(Crema, mi gran amigo / Estruendomudo, 2019)

Por Óscar Ibáñez
El partido de ida por la final de 1999 lo resolvimos con un 3-0 que nos daba un espaldarazo tremendo para ir a Matute. Sin embargo, no podíamos perder la calma y la cordura. Eran dos finales y tocaba no desenfocarse. Aquella noche en el Nacional celebramos con cordura, porque era una final, pero faltaba un partido más.

Recuerdo que conversamos mucho en el mismo vestuario:
—Hay que tener calma ahora, eh —decían unos.
—Vamos a descansar todos muy bien carajo —arengaba otro.
—Falta muy poco para lograr algo histórico para el club, para nosotros, muchachos —recordábamos a los más chicos.

Para muchos era la primera vez que podían salir campeones. En mi caso particular, era la posibilidad de salir bicampeón y dar la vuelta en el estadio del clásico rival, algo que iba a tener un significado especial para el hincha. Y vaya que lo tuvo. El entorno que rodeó el partido en Matute fue complejo. Días antes se filtró la noticia que hinchas aliancistas irían a la Tribuna Norte para evitar el posible festejo nuestro.

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