Las mascotas se hacen el encierro más llevadero. Bruno Pinasco la pasa junto a Maca (8), que se ha convertido en la invitada especial de Cinescape y Tec. Fiorella Pennano, por su parte, aprovecha las mañanas para acurrucarse con Mínima (3). (Fotos: Archivo Bruno Pinasco y Fiorella Pennano)
mascotas y cuarentena
Vanessa Cruzado Alvarez

Cada uno lleva la como mejor puede. Hay quienes han retomado el hábito de la lectura. Algunos se han sumergido en el mundo de las series y películas. Otros optan por las redes sociales. Lo que sea con tal de no pasar más tiempo con uno mismo y sus pensamientos. Pero hay muchos que no saben lo que es sentirse solos o aburridos porque conviven con una o más . Las rutinas los han cambiado por completo, pues pasan juntos muchas horas en casa. Quizá los más felices e intrigados sean los animales: ¿por qué están los humanos tanto tiempo en casa? Quién sabe, pero ¡qué bien!

Eso le pasó a Ramona Jamona, la Göttingen –una raza de cerdos pequeños– de dos años, cuando notó que los esposos Raisa Quiroz del Valle y César Sotomayor ya no iban a trabajar. Les hacía ruiditos –según interpretaron sus dueños– como preguntando qué había pasado. Luego, claro, se adaptó. Anda mucho más cariñosa y necesita que alguien le acomode la cama para recién dormir. “Eso es algo que, fijo, debo hacer todos los días”, cuenta su dueña entre risas.

Raisa Quiroz del Valle y César Sotomayor viven con Jamona desde que la cerdita tenía un mes de vida. El pasado 28 de abril cumplió dos años. “Nosotros la amamos, es nuestra hija”, dicen los esposos. Pueden seguirla en IG (@jamonaramona.pig). (Foto: Archivo personal Raisa Quiroz)
Raisa Quiroz del Valle y César Sotomayor viven con Jamona desde que la cerdita tenía un mes de vida. El pasado 28 de abril cumplió dos años. “Nosotros la amamos, es nuestra hija”, dicen los esposos. Pueden seguirla en IG (@jamonaramona.pig). (Foto: Archivo personal Raisa Quiroz)

Una de las cosas que les ha costado es mantener la rutina de Jamona para evitar que se agobie. En las mañanas solían sacarla de entre 20 a 30 minutos; en la noche, el paseo era por una hora. “Al inicio de la cuarentena la sacábamos al parque de al frente, pero en las noches quería salir más y -al ser menos tiempo- se estresaba. Ahora tratamos de sacarla un poco más, con los cuidados necesarios (mascarillas, distancia social, entre otros)”, señala Quiroz.

Los fines de semana la dupla suele estar en cama, viendo películas, con Jamona en el medio. “Está todo el día marmoteando con nosotros. Le encanta estar apachurrada. Nosotros la amamos. Si ella no hubiera estado aquí, esta cuarentena habría sido muy difícil”, admite Raisa.

"La llevo hasta su cama y quiere que la acueste. Tengo que recoger sus sábanas, como que las acomodo y se acuesta a dormir. Ahí recién se duerme", dice su dueña. (Foto: Archivo personal Raisa Quiroz)
"La llevo hasta su cama y quiere que la acueste. Tengo que recoger sus sábanas, como que las acomodo y se acuesta a dormir. Ahí recién se duerme", dice su dueña. (Foto: Archivo personal Raisa Quiroz)

LA COMPLICIDAD

Había pasado poco más de tres minutos desde el inicio de la plática con Fiorella Pennano cuando la más pequeña del hogar hizo notar su presencia. “Agustina acaba de empujarme al intentar subirse en la silla donde estoy. Todo el día quiere estar conmigo”, comenta entre risas. La minina de seis meses fue acogida a inicios de este año luego de que Cecilia Hamann, madre de la actriz de 29 años, la encontrara en los alrededores del Puericultorio Pérez Aranibar. “La gata estaba en una situación terrible. Mi mamá la bañó, me la trajo y no me pude resistir”. Agustina se sumó rápidamente a las travesuras caseras de Tunis (4) y Mínima (3), también adoptadas.

"[Las gatas] todo el rato están pegadas a mí. Están con mamitis total", dice la actriz Fiorella Pennano. (Foto: Archivo personal)
"[Las gatas] todo el rato están pegadas a mí. Están con mamitis total", dice la actriz Fiorella Pennano. (Foto: Archivo personal)

Una nueva dinámica que tienen –y que Fiorella disfruta– es que ahora las michis la siguen a donde vaya. Si Pennano, por ejemplo, está trabajando en la computadora, va alguna de las gatas y se sienta a su lado. Las otras están en el suelo, también acompañándola. Incluso quieren ser partícipes de sus conversaciones. “Si estoy haciendo un Zoom, se alocan. Saben que el sonido viene desde el teléfono, se ponen al lado, quieren ver con quién hablo y empiezan a acariciar el celular”, agrega. El estar las cuatro en casa ayudó a la actriz a ser más consciente de la tenencia de las gatas y lo que ello implica. “Yo estoy bastante sensible con la cuarentena y es increíble cómo, cuando me pongo mal, automáticamente vienen a mejorar mi situación. Me siento acogida”, dice con Agustina al lado. Y es que basta con que Fiorella mire a alguna de sus pequeñas para sentir calma, que tanta falta hace en estos días.

De izq. a der. Agustina (6 meses) fue adoptada a inicios de este año. Tunis (4) llegó una madrugada, cuando la actriz aún vivía con sus padres y hermanos. Mínima (3) fue rescatada en Punta Hermosa, cuando tenía días de recién nacida. Las tres son adoptadas. (Foto: Fiorella Pennano)
De izq. a der. Agustina (6 meses) fue adoptada a inicios de este año. Tunis (4) llegó una madrugada, cuando la actriz aún vivía con sus padres y hermanos. Mínima (3) fue rescatada en Punta Hermosa, cuando tenía días de recién nacida. Las tres son adoptadas. (Foto: Fiorella Pennano)

TIEMPOS DE CAMBIO

En tres meses, Bernarda, una cacatúa ninfa lutina de un año, ha desarrollado la confianza que no había mostrado en los más de ocho meses que vive con Stefany Olivos y su familia. Desde la cuarentena el ave no quiere estar sola en su jaula. “Es un cambio positivo porque es más partícipe de lo que hacemos y le gusta pasar más tiempo con nosotros”. Ahora acompaña a la madre de la actriz teatral de 25 años a cocinar. “A veces se pone a dormir en el hombro de mi mamá mientras prepara algo”.

La conexión entre Stefany Olivos y Bernarda fue inmediata. "Me acerqué a donde estaba, se desesperó. Era superdócil y decidí adoptarla", cuenta la actriz teatral. (Foto: Archivo personal Stefany Olivos)
La conexión entre Stefany Olivos y Bernarda fue inmediata. "Me acerqué a donde estaba, se desesperó. Era superdócil y decidí adoptarla", cuenta la actriz teatral. (Foto: Archivo personal Stefany Olivos)

Si bien la familia Olivos ha criado aves, esta es la primera vez que tienen una experiencia como la que viven a diario con Bernarda. Aunque, claro, no descarta que sea por el tiempo que pasan juntos. Entre las cosas que destaca Stefany es que ahora la ave es el doble de dócil. “Baja la cabeza como dando a entender que quiere más cariño... Dentro de todo el estrés, porque hemos dejado de trabajar, ver su ternura e inocencia es muy bonito y reconfortante”.

El 28 de mayo, la cacatúa ninfa lutina Bernarda cumplió un año con la familia de Stefany Olivos. Hicieron una celebración a lo grande. Más en su IG (@bernie.thecockatiel).
El 28 de mayo, la cacatúa ninfa lutina Bernarda cumplió un año con la familia de Stefany Olivos. Hicieron una celebración a lo grande. Más en su IG (@bernie.thecockatiel).

Quienes también están más seguros de explorar el resto de habitaciones del departamento de Rosa Bonilla son Mayor Tom (5), Lola (4) y Ziggy (1), sus erizos enanos africanos. “Todo el día estoy acá, escuchan mi voz y, de alguna manera, el cambio de sonidos ha hecho que estén mucho más confiados y sociables”. La mamá (Lola), cuenta Bonilla, solía dormir sola para que nadie se acerque. Ahora se ha mudado a la casa de su hija Ziggy. “Cuando cargo a una y la otra está un poco lejos, viene corriendo. Es algo muy atípico”. Sin sus mascotas, admite la comunicadora, no habría podido reencontrarse con aspectos de ella misma. “Estos chiquititos dejan muchas enseñanzas de empatía y me ayudaron a recordar eso, sobre todo ahora”, reflexiona.

La pequeña Ziggy ha ganado más confianza. “Antes no comía frente a mí. Esperaba que me fuera para hacerlo. Ahora no. Como delante de mí, hasta hace sus necesidades delante de mí. Está más empoderada”, dice Rosa Bonilla. (Foto: Elías Alfageme)
La pequeña Ziggy ha ganado más confianza. “Antes no comía frente a mí. Esperaba que me fuera para hacerlo. Ahora no. Como delante de mí, hasta hace sus necesidades delante de mí. Está más empoderada”, dice Rosa Bonilla. (Foto: Elías Alfageme)
/ SOMOS > ELIAS ALFAGEME

ON SET

Por estos días, Bruno Pinasco graba los programas Cinescape y TEC desde casa. Esta vez con apariciones muy esperadas por su público: Maca (8), su perrita peruana, o Martín, su tortuga de patas amarillas. “Le da un toque más doméstico. Hay momentos donde no quieren salir y normal, pero hay veces en que sí están pendientes y salen en la toma”, dice entre risas el conductor de televisión. Como alguien que desde niño ha estado rodeado de animales, entiende mejor que nadie lo afortunado que es, sobre todo en estos tiempos, vivir con una mascota. “Son seres de amor incondicional. Una persona que tiene la sensibilidad, el cariño y respeto por los animales es mejor persona. Ahora, compartir con ellos todos los días te recarga de energía bonita. Es maravilloso”. //

Bruno Pinasco tiene cuatro perritas, pero Maca (en la foto) es la más cercana a él. “Lo primero que hace en la mañana es ir a mi cuarto. Si quiero seguir durmiendo, se echa en la alfombrita y me espera hasta que salga”. (Foto: Archivo personal)
Bruno Pinasco tiene cuatro perritas, pero Maca (en la foto) es la más cercana a él. “Lo primero que hace en la mañana es ir a mi cuarto. Si quiero seguir durmiendo, se echa en la alfombrita y me espera hasta que salga”. (Foto: Archivo personal)
Martín es el Rey del jardín. "Come lo que él quiere del jardín: plantas, flores. Igual nosotros le ponemos frutas, verduras extras. Por el cambio de clima, se va a su escondite y no sale hasta que haga calor otra vez. Cuando quiere sale, interactúa con nosotros y cuando no, se va [risas]", cuenta Bruno Pinasco. (Foto: Archivo Personal)
Martín es el Rey del jardín. "Come lo que él quiere del jardín: plantas, flores. Igual nosotros le ponemos frutas, verduras extras. Por el cambio de clima, se va a su escondite y no sale hasta que haga calor otra vez. Cuando quiere sale, interactúa con nosotros y cuando no, se va [risas]", cuenta Bruno Pinasco. (Foto: Archivo Personal)

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