La chimpancé Kimbang inspecciona su cámara (y parece que se estuviera tomando un selfie)
BBC Animales
Redacción EC

Uno de los grandes misterios a lo largo del tiempo ha sido conocer si los (otros) animales pueden pensar o sentir emociones. Plinio el Viejo narró en el año 77 la muerte de un Delfín que se suicidó (dejó de respirar voluntariamente) tras ver morir a un niño al cual quería. El historiador romano lo consideró como una autodestrucción, una conclusión disparatada para filósofos como Aristóteles o René Descartes, que negaron a los animales la posibilidad de sentir.

Más adelante en 1872, Charles Darwin proponía que las diferencias entre los animales y el hombre son de grado, es decir, no hay nada en nosotros que no podamos encontrar en ellos. Incluso sostuvo que existen animales morales. Estas afirmaciones produjeron que la comunidad científica siga investigando. Después de años de estudios, la ciencia responde con un rotundo sí: Los animales tienen sentimientos.

El experto en primatología Pablo Herreros ha recopilado algunos casos de científicos que investigaron sobre este tema. Según asegura, observar al reino animal brinda pistas sobre la función de la risa, por qué lloramos, por qué la soledad promueve que la salud se deteriore o por qué tenemos cosquillas solo si nos las hace otra persona. Agrega que pocos científicos han querido redimirse en estas investigaciones por miedo a que les acusaran de humanizar a los animales. 

Los peces sienten dolor

Hace poco se desmenuzó la hipótesis que afirmaba que los peces no sentían dolor. Estas especies tienen hormonas análogas a las que los mamíferos les hace sentir el dolor. De hecho, este mecanismo defensivo sirve porque evita que los animales se lastimen o mueran.

Los pulpos, junto a las sepias y calamares también habían sido subestimados. “Es divertido y fascinante al mismo tiempo que estos seres invertebrados sean capaces de tener estas reacciones", sostiene.

Algunos animales se besan como los bonobos y chimpancés. Además, eligen a sus amigos, crean alianzas, cuidan a sus seres queridos, e incluso, velan a sus muertos. Si se sienten atacados pueden vengarse y quizá sientan amor entre ellos.

“Uno de los hallazgos más apasionantes es haber descubierto que los perros y los gatos piensan sobre nosotros, que segregan las mismas hormonas que los humanos cuando amamos o cómo los bonobos y otros animales consuelan a los individuos ansiosos o tristes”, señala.

¿Hay comportamientos emocionales exclusivamente humanos? La vergüenza, la cual no se detecta bien en otros animales. Esa sería la excepción humana.

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