El cáncer de mama afecta a una gran cantidad de mujeres alrededor del mundo, muchas veces incluso antes de que el mal propiamente dicho se desarrolle.
Dos casos que despertaron la atención de la opinión pública fueron los de Angelina Jolie y Christina Applegate, quienes tomaron medidas de prevención extremas a los ojos de muchos, pero que les han permitido llevar una saludable.
La decisión de Angelina
Angelina Jolie es parte diversas campañas humanitarias, pero hace algunos años fue un poco más allá al compartir un testimonio de vida tan inesperado como conmovedor en “The New York Times”.
En una extensa columna llamada “Mi decisión médica”, la actriz contó que, ante un gran riesgo de padecer de cáncer de seno en el futuro, se decantó por una medida extrema: una doble mastectomía.
La actriz optó por la extirpación completa de sus pechos debido a que se le detectó una alarmante variación en el gen BRCA1. Los médicos que atendieron a Jolie, calcularon que ella tenía un 87% de probabilidades de desarrollar cáncer de mama y un 50% de riesgo de cáncer de ovarios.
El fallecimiento de su madre por cáncer y la voluntad de estar ahí para sus hijos cuando la necesitaran, llevaron a Angelina Jolie a decidirse por el procedimiento quirúrgico. Sin embargo, el hecho de hacer pública su historia se debió a que consideraba que dicho testimonio podía ayudar a otras personas.
“Escribo esto porque espero que otras mujeres puedan beneficiarse de mi experiencia. El cáncer es todavía una palabra que infunde miedo en los corazones de la gente, produciendo una profunda sensación de estar indefenso”, explicó Jolie. “No obstante, hoy es posible encontrar a través de una prueba de sangre si eres altamente susceptible al cáncer de mama y ovario, para tomar acción”, añadió.
Dos años más tarde, la hija de John Voigt se sometería a un procedimiento similar para el retiro de sus ovarios.
La superación de Christina Applegate
A Christina Applegate se le diagnosticó cáncer de mama hace nueve años, logrando superar la enfermedad. Sin embargo, a fin de evitar cualquier riesgo se sometió a una doble masectomía e iría más allá, debido a que, al ser portadora de un ge BRCA 1 mutado, todavía había riesgo para su aparato reproductor.
“Hace dos semanas, me sacaron mis ovarios y mis trompas. Mi prima falleció por culpa de un cáncer de ovarios en 2008, y yo puedo prevenir eso. Esa fue mi manera de tomar control sobre todo”, declaró la actriz en televisión. “Es un alivio, es una cosa más que descarto. Ahora, esperemos que no me pase por encima un autobús”, añadió en tono de broma.
El gen de la discordia
El BRCA1 es un gen supresor de tumores, lo que quiere decir que tiene la función de regular los ciclos de las células humanas, a fin de evitar el desarrollo y proliferación descontrolada que desemboca en el cáncer. Su nombre abrevia el término inglés “breast cancer 1” (“cáncer de mama 1”, en español).
Como señala la denominación del gen, ciertas variaciones que este puede sufrir –de las cuales se han identificado cientos– inciden en una mayor posibilidad de desarrollar cáncer de seno, aunque también suponen una amenaza para la aparición de neoplasias en los ovarios, trompas de Falopio e incluso en la próstata.
“Solo una fracción de los cánceres de mama provienen de una mutación genética. Quienes tengan un defecto en el gen BRCA1 tienen un 65% de riesgo de contraer (cáncer) en promedio”, había señalado Angelina Jolie en su testimonio.
Las mutaciones de los genes BRCA1 y el BRCA2 suponen, conjuntamente, el incremento del riesgo de cáncer de mama en un 95%, mientras que la cifra llega al 50% para el cáncer de ovario.
En lo que respecta al BRCA2, las mutaciones que este gen sufre están relacionadas a las mismas partes del organismo que en el caso del BRCA1, aunque también se le relaciona con la anemia de Fanconi, melanoma maligno y tumores sólidos en el cuello y la cabeza.
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