El hallazgo de una extraña señal de radio que llega a la Tierra desde el espacio cada 16 días ha llamado la atención de astrónomos de todo el mundo, que trabajan para determinar qué la produce.
Las teorías sobre qué origina las “ráfagas rápidas de radio” (FRB, en inglés) son variadas, pero la que más polémica ha causado es la que afirma que puede ser un tipo de comunicación de una civilización extraterrestre.
-[Astrónomos detectan una extraña señal de radio que llega a la Tierra cada 16 días]
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Uno de los defensores de esta idea es Abraham Loeb, director del Instituto de Astronomía de la Universidad de Harvard, un respetado científico que en el pasado ha defendido la existencia de seres inteligentes que viven en el universo.
Loeb, quien afirmó que el primer objeto interestelar hallado en el Sistema Solar era en realidad una “nave extraterrestre”, aceptó que las FRB descubiertas por astrónomos canadienses también podrían ser generadas por jóvenes estrellas de neutrones (magnetares), o por algún otro fenómeno astronómico aún no descubierto por la humanidad.
“Pero por el momento no tenemos una pistola humeante que indique claramente la naturaleza de los FRB. Por lo tanto, deben considerarse todas las posibilidades, incluido un origen artificial”, escribió en un correo electrónico enviado a la revista especializada Futurism.
Loeb -quien defiende el concepto de “modestia cósmica”, una postura que afirma que es arrogante suponer que estamos solos en el universo- indicó que estas señales de radio que se repiten pueden ser la radiación que escapa de los haces de energía que una civilización extraterrestre utiliza para impulsar cargas a través del espacio.
Dicha hipotética civilización tendría que ser muy avanzada, ya que, afirma, la energía necesaria para mover cargas con haces de energía es inmensa, similar a la totalidad de la luz solar que llega a la Tierra, lo cual requeriría una tecnología que el hombre no conoce.
Loeb, de 57 años, es un científico que ha dado clases por tres décadas en las principales universidades de Estados Unidos y, además, la revista Time lo consideró en 2012 como una de las 25 personas más influyentes en las ciencias espaciales.
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