(Foto: AFP)
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Bruno Ortiz Bisso

Se estima que el 2% de los peruanos padece glaucoma. Pero que este bajo porcentaje no haga que tome a la ligera a la enfermedad, pues se trata de un mal que no tiene cura y que conduce a la ceguera.

"El glaucoma es silencioso, es complicado determinar si uno lo sufre o saber cómo está progresando. La persona tiene que ir a chequearse para descartar el diagnóstico", le dijo a El Comercio Juan Carlos Izquierdo, especialista de Oftalmosalud.

Pero no se asuste. De acuerdo al experto, hay ciertas señales de alerta. Una de ellas es el aspecto genético, es decir, si uno tiene familiares con glaucoma. En muchos casos, los afectados sufren de fotofobia -alta sensibilidad a la luz- y de migraña. Asimismo, ver halos coloreados alrededor de las luces es también una advertencia.

Lo recomendable es realizarse un examen de presión intraocular anualmente a partir de los 35 años.

En sí, esta enfermedad causa un daño progresivo a la zona del organismo que nos sirve para ver: el nervio óptico. Por lo tanto, no puede ser revertido. No obstante, Izquierdo señala que los "tratamientos actuales frenan el glaucoma, lo que permite mejorar la condición de vida del paciente".

Si se detecta en una fase inicial, el tratamiento consiste en gotas. También es aconsejable someterse a terapia con láser, que no dura más de cinco minutos, afirma el especialista.

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