Paquete ritual con distintos objetos para consumir estupefacientes utilizados hace más de mil años 
(Foto: Juan Albarracin - Jordan y José M. Capriles)
Paquete ritual con distintos objetos para consumir estupefacientes utilizados hace más de mil años (Foto: Juan Albarracin - Jordan y José M. Capriles)
Redacción EC

En una cueva de los andes, un equipo de investigadores ha descubierto una bolsa de cuero de mil años de antigüedad, que estaba llena de objetos que se pueden relacionar con el consumo de estupefacientes en la región. El hallazgo se hizo en la Cueva del Chileno, en lo que hoy es la provincia de Sur López, en Bolivia.

El interior del objeto hallado contenía dos tabletas talladas en madera para inhalar sustancias, un tubo para aspirar, dos espátulas de hueso de llama, una cinta textil para la cabeza, trozos de plantas secas y una bolsita fabricada con tres hocicos de zorro.

Los arqueólogos Juan Albarracín-Jordán, de la Universidad Mayor de San Andrés en Bolivia, y José Capriles, de la Universidad Estatal de Pennsylvania, estuvieron a cargo de la investigación del material encontrado y la posterior publicación de los resultados en la revista .

El paquete se remonta a la civilización preinca Tiwanaku, que dominó el sur andino desde aproximadamente los años 550 hasta 950 de nuestra era.

Extensas redes de comercio

El análisis del contenido reveló que entre las sustancias encontradas en el yacimiento había restos de harmina y DTA, que se utilizan para elaborar ayahuasca, la primera se obtiene de la enredadera ‘Banesteriopsis caapi’; la otra, del arbusto Psychotria viridis. Además, el análisis también detectó restos de cocaína (alcaloide de la hoja de coca) y benzoilecgonina, lo que sugiere que la bolsa habría contenido hojas de coca y semillas del árbol ‘Anadenanthera colubrina’.

No todas las plantas de la bolsa crecen en la región, sino que probablemente se obtuvieron gracias las grandes redes de comercio que existían en aquella época, y que conectaban el continente sudamericano de norte a sur. En este caso, muchas de las hierbas se habrían traído de la cuenca alta del Orinoco, en Venezuela.

“Casi todas las plantas con las que se elabora la ayahuasca son tropicales y en cualquier caso era necesario recorrer cientos de kilómetros para acceder a ellas”, explica José Capriles. “Había mucho tráfico caravanero de llamas y muchas sociedades se desarrollaban a partir del intercambio comercial a larga distancia”, continúa.

Profundo conocimiento de la botánica

Además, los investigadores hablan también sobre la importancia de las sustancias alucinógenas en los pueblos andinos. Así, según Melanie Miller, quien fue la encargada de averiguar qué era en realidad el material vegetal en el interior de la bolsa, “esta es la primera evidencia de que los antiguos sudamericanos combinaban diferentes plantas medicinales para producir una sustancia poderosa como la ayahuasca”.

El artículo presentado muestra el gran conocimiento botánico y fitofarmacológico que poseían los pueblos originarios de Sudamérica hace mil años.

“Muchas de estas plantas, si se consumen en la dosis incorrecta, podrían ser muy tóxicas”, apunta Miller. “Quien fuera el propietario de este paquete tendría que haber tenido un gran conocimiento y habilidades sobre cómo usar estas plantas, y cómo y dónde obtenerlas”, añade.

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