Es fácil ver a alguien con una máscara, ¿verdad? Bueno, una nueva investigación sugiere que puede ser mucho más difícil de lo que piensas.
Las máscaras son una excelente manera de ayudar a los actores a meterse en un personaje o para asustar a los niños pequeños en Halloween. Desafortunadamente, también pueden ayudar a los delincuentes a cometer fraudes de identidad.
Las máscaras de silicona hiperrealistas -del tipo de la que se arranca Tom Cruise en Misión:Imposible-, se están utilizando para cometer crímenes de identidad.
Estas máscaras tienen detalles increíbles, con cabello, pecas y arrugas. Cubren la cabeza y el pecho del usuario, e incluyen agujeros para los ojos y la boca que se mezclan perfectamente con la piel para crear una apariencia realista.
Ha habido una serie de casos importantes de personas que utilizan con éxito estas máscaras para engañar a otros.
En 2010, CNN informó que un hombre asiático de unos 20 años pasó por el control de pasaportes de Hong Kong sin ser detectado a pesar de usar una máscara que lo disfrazó como un hombre blanco mayor que se parecía al individuo en su pasaporte robado.
Solo fue detectado cuando uno de los pasajeros del avión notó que se había quitado la máscara durante su vuelo a Canadá. El portador de la máscara fue detenido por la policía al aterrizar.
En 2016, en una historia ampliamente reportada, un hombre afroamericano fue arrestado después de ser identificado por las cámaras de seguridad CCTV como el asaltante en un robo a un banco.
Sin embargo, resultó ser un caso de identidad equivocada. Más tarde se supo que el ladrón del banco era en realidad un hombre blanco con una máscara.
El verdadero perpetrador solo fue atrapado cuando su novia llamó a la policía para decir que había encontrado una máscara hiperrealista y una bolsa de dinero en su armario.
Más recientemente, en 2019, la BBC publicó un artículo titulado "El falso ministro francés con una máscara de silicona que robó millones". Aquí, los estafadores de identidad usaron una máscara hiperrealista para imitar al ministro de defensa de Francia, Jean-Yves Le Drian, mientras buscaban dinero de personas en una estafa de rehenes.
Se estimó que el esquema defraudó a las personas con alrededor de US$77 millones. El sospechoso solo fue descubierto después de un deslizamiento lingüístico: utilizó la palabra "vous" en lugar de "tú" durante una conversación.
Resultados de la investigación
Estos casos del mundo real muestran que las máscaras de silicona hiperrealistas son lo suficientemente creíbles como para proporcionar una ruta viable hacia el fraude de identidad.
Pero quizás estos estafadores tuvieron suerte.
El grupo de investigación de Rob Jenkins y el laboratorio FaceVar de Mike Burton de la Universidad de York se propusieron abordar esta pregunta. En varios estudios, mostraron que detectar personas con máscaras hiperrealistas en fotografías y de memoria era extremadamente difícil.
¿Pero qué pasa de cerca en un contexto de control de fronteras del mundo real?
En una nueva investigación publicada en la revista académica Perception, Jenkins y su equipo crearon un escenario simulado de control de frontera del aeropuerto durante un evento en el Museo de Ciencias de Londres que incluyó a un "viajero" con una máscara hiperrealista.
A los miembros del público se les hizo una serie de preguntas para evaluar si habían detectado que la persona sentada a solo dos metros frente a ellos llevaba una máscara.
Los resultados mostraron que solo el 13% de los participantes detectaron la máscara de inmediato. Del resto de los participantes, solo el 11% informó que habían detectado la máscara cuando se les presentó una serie de preguntas, siendo una de ellas si creían que el viajero llevaba un disfraz.
Al final de la prueba, se les informó a los participantes sobre el fraude de máscaras hiperrealistas y se les preguntó explícitamente si el viajero llevaba o no esa máscara. Sorprendentemente, el 10% de los participantes todavía no pudo detectar que el individuo frente a ellos llevaba una máscara.
Fue notable que las tasas de detección de máscaras fueran tan bajas. Y, curiosamente, incluso aquellos participantes que detectaron la máscara después de que se les preguntó explícitamente, proporcionaron razones matizadas para sus decisiones.
Es decir, en lugar de darse cuenta -"¡ah sí, esto es obviamente una máscara!"-, dijeron cosas como "bueno, la línea del cabello no se ve muy bien" o "le falta una expresión".
Nuestro estudio se sumará a las preocupaciones de que estas máscaras son una ruta al fraude de identidad.
La tarea ahora es encontrar formas de mejorar las tasas de detección de las personas cuando alguien que está en su entorno usa una máscara. Algunas personas son mucho mejores que otras para distinguir las máscaras de los rostros reales. Eso abre la puerta a la selección y capacitación del personal.
*Este artículo fue escrito por David James Robertson, académico de la Universidad de Strathclyde; Alice Towler, investigadora de la Universidad de Nueva Gales del Sur; Jet Sanders, académica de London School of Economics (LSE); y Robin Kramer, profesor de la Universidad de Lincoln.
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