Agencia Materia
Cuenta la leyenda que beber sangre fresca rejuvenecía al conde Drácula y que las transfusiones han mantenido jóvenes a los Rolling Stones. Estas leyendas han encontrado cierta confirmación en algunos estudios con ratones.
En los más recientes experimentos, de mayo de este año, una simple transfusión de sangre de un individuo joven ayudó a rejuvenecer a ratones viejos, dándole mayor vigor a sus músculos y mejorando sus capacidades cognitivas.
Sorprendentemente, el efecto también funcionaba en el sentido inverso y cuando se trasfundió la sangre de ratones viejos en los jóvenes los efectos del paso del tiempo les afectaron con mayor rapidez. Los investigadores aislaron la proteína y, aunque aún no se sabe si el fenómeno también sucede en humanos, Tony Wyss-Coray, líder de uno de los grupos que realizaron el descubrimiento, quiere hacer este año con su compañía, Alkahest, la primera prueba en humanos que sufren Alzheimer.
El plasma sanguíneo, puede ser, como ya lo es para enfermedades como la hemofilia, una vía para introducir proteínas que ayuden a reparar los daños del paso del tiempo en nuestro sistema nervioso, aunque es improbable que se trate de algo tan simple como inyectar sangre joven en un cuerpo viejo.
El conocimiento del papel concreto de proteínas, como las beta amiloide o las tau, en el desencadenamiento y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, será un paso para después tratar de modificar el papel de estas moléculas en esta y otras enfermedades neurodegenerativas. La adaptación de la técnica de Drácula puede convertirse en un método para alcanzar una mayor longevidad.