Britney Spears, la princesa del pop que ahora lucha por recobrar su libertad. (Fuente: REUTERS/Mario Anzuoni)
Britney Spears, la princesa del pop que ahora lucha por recobrar su libertad. (Fuente: REUTERS/Mario Anzuoni)
/ MARIO ANZUONI
Czar Gutiérrez

Una muñeca de porcelana de diecisiete años de edad como portada de Rolling Stone. Y, quién lo diría, fue la American Family Association —organización extremista que promueve la ética bíblica y se muestra especialmente violenta con ‘la inmoralidad sexual’— la encargada de emitir un juicio de valor respecto a la naciente estrella: “Una mezcla inquietante de inocencia infantil y sexualidad adulta”. Era 1999 y con su atuendo diminuto habría ofendido a Dios, por lo que invocaba el boicot contra todas las tiendas que se atreviesen a vender los discos de semejante creatura del mal. La misma que recibió con sino virginal la sentencia. Aquella imagen devendría, por supuesto, en una estrategia que los periódicos se encargarían de desmontar. Investigaciones posteriores sospechaban, también, de la perfección de sus formas. (Misisipi, 1981) confirmaría que efectivamente su madre la instó a hacerse implantes mamarios cuando adolescente.

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De plástico no fue la serpiente que se subió con ella al escenario de los MTV 2001 para cantar “Slave 4 U”. Entonces las Personas por el Trato Ético de los Animales la declararon inelegible para cualquier campaña anti-pieles. Justin Timberlake, su primer marido, haría lo propio insinuando, además, que ella sacaba los pies del plato. “No puedo creer que me hayas hecho eso / fuiste mi sol, mi tierra”, le cantó (“Cry Me A River”, 2002). Ella respondió el 2003 estampándole un beso en los labios a Madonna. Años después, Christina Aguilera se quejaría de que la televisión no captó el ósculo entre Madonna y ella por estar enfocando a Timberlake, qué injusticia.

ÁNGEL CAÍDO

Luego de lanzar unas cuantas botellas desde vehículos en movimiento, la estrella y su amigo Jason Alexander decidieron ir juntos hasta la Little White Wedding Chapel de Las Vegas y unirse hasta que los efectos del champagne los separen, cosa que ocurrió exactamente 55 horas después porque ‘ella carecía de comprensión sobre sus actos’. Para un desplome emocional que llegó bajo las insospechables maneras de un audiovisual: en el video de ‘Everytime’, Brit se ahoga en una bañera.

Más adelante, el bailarín Kevin Federline deja a su novia con ocho meses de gestación para irse con la Spears y tener un hijo con ella: para Sean Preston, el bebé, es “Someday I Will Understand”. Y para lanzar como rapero al bailarín es “Britney & Kevin: Chaotic”, documental que se enfoca en ellos, las bondades de fumar en la playa y las dificultades de hilar una frase coherente. Características que irían tocando fondo con sus apariciones en aparente estado etílico que su jefatura de prensa atribuiría a comas alimenticios.

Y con el advenimiento del 2007, el apocalipsis: entra y sale de centros de rehabilitación, se divorcia de K-Fed y Timberlake se burla cantándole ‘rehab’. Se afeitará la cabeza para que eBay cotice su pelo en un millón de dólares. Atacará a los paparazzi con un paraguas y cantará “Gimme More” en los MTV convertida en una parodia de ella misma. Entonces también perderá la custodia de sus dos hijos y, con su persistencia en las sustancias, vendrán el internamiento en siquiátricos, la regulación de sus visitas y la tutela permanente de su padre y de su abogado.

Lo cual supuso el acceso a sesenta millones de dólares, sin contar mansiones. Lo curioso es que, aun así, la maquinaria de alcanzar números unos nunca cesó y en 2016 la artista dijo que la tutela se estaba convirtiendo en una herramienta opresiva y controladora en su contra. Altercados físicos entre sus hijos, que ya crecieron, y el abuelo tutor —un hombre capaz de decirle a su esposa: “Mi hija es un caballo de carrera y tiene que ser tratada como tal”— antecederían luego al esperanzador desenlace que supondría recuperar su libertad.

Tres momentos clave

“Baby one more time” (1998)

Primer bombazo global de su carrera. Encumbrado por el Billboard y alabado hasta por la Rolling Stone, actualmente tiene 631 millones de reproducciones solo en You Tube.

“El peor año de mi vida” (2007)

Sus adicciones al alcohol y otras sustancias la condujeron hacia una espiral oscura de la que aún no logra salir.

#FreeBritney (2020)

Movimiento mundial que apoya a la ‘princesa del pop’ en la disputa legal contra su padre. Todo indica que se acaba de anotar su primera victoria.

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Conversamos con Samantha Stark, directora del documental "Framing Britney Spears" sobre el drama de la cantante que está bajo tutoría desde el 2008. (Fuente: El Comercio)

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