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luis miguel

Exagerado, monstruoso y patético, pero inolvidable. Luisito Rey, el padre de , es un villano de antología de la televisión latinoamericana, y la serie sobre el cantante fue un fenómeno del 2018. El actor Óscar Jaenada le dio consistencia al vulgar Luisito Rey, Diego Boneta hizo lo mismo con 'El Sol de México' y Anna Favella otorgó magnetismo y fragilidad a la mamá del músico.

Estábamos advertidos: esta serie tiene el visto bueno de Luis Miguel, por lo que se esperaba que más de un aludido iba a protestar o decir que todo sucedió de otro modo. También era predecible un corazón de telenovela (líos y desesperaciones familiares, amores conflictivos, etc.). Funcionó: a veces, las fórmulas enganchan. A ellas se sumaron las estrategias narrativas de la búsqueda de la madre desaparecida o del hijo que cumple su destino, el universo intransferible de Luis Miguel (ya no se hacen canciones así), el anzuelo nostálgico de una historia que avanza hacia algo parecido a la modernidad, o el morbo de husmear en la intimidad de un ícono del que se sabe muy poco.

En el 2018, además, palpitó el culebrón con "La casa de las flores", el regreso triunfal de Verónica Castro. Manolo Caro, el creador de la serie, recurre a elementos ya vistos: una pareja interracial, pasiones homosexuales o una matriarca que fuma marihuana. Todo ello empaquetado con un estilo que busca el equilibrio entre la naturalidad, el artificio y una estética orgullosamente kitsch. La astucia del reciclaje.

RUTINA Y EXCEPCIONES
Otro suceso fue "La casa de papel", que reutiliza el subgénero de los robos. Su éxito lleva a una reflexión debatible. La calidad de un relato depende de muchos factores, pero diera la impresión de que las plataformas de streaming y sus buscadores –que nos dan lo que supuestamente queremos, lo que estrecha visiones– refuerzan una tendencia hacia la estandarización: se corren pocos riesgos y los espectadores se acostumbran a unos cuantos tipos de estilo y narración audiovisual ortodoxa. Si surge algo distinto, buena parte del público no sabe cómo procesarlo. Series o películas extraordinarias como "Twin Peaks" o "Zama" generan rechazo. Este dilema no es reciente. Así estamos.

PANTALLA NACIONAL
En el año de la vuelta de la selección peruana de fútbol a un Mundial, se extrañó demasiado la voz y las narraciones de Daniel Peredo –quien falleció el 19 de febrero del 2018, a los 48 años, por un infarto cardíaco– durante las transmisiones de los partidos. Su muerte fue la partida de una figura irrepetible, una de las últimas y genuinas estrellas de la televisión nacional. En el mismo rubro, fue refrescante la consolidación de Sergio 'Checho' Ibarra como conductor deportivo.

Entre las producciones locales, destacó "Ojitos hechiceros": una telenovela peruana volvió a conectar con las grandes audiencias (el revés fue "Torbellino, 20 años después", una secuela totalmente bochornosa). También impactó "Los cuatro finalistas", sobre todo con su competencia de canto. Y fue digno el esfuerzo de TV Perú por facturar una serie histórica como "El último bastión", que forma parte de las celebraciones por el bicentenario de la independencia del país.

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